El túnel que se traga el Trasvase

La perforación de estos 32 kilómetros costó nueve años, desbordó los presupuestos y estuvo repleta de continuos problemas.Tres décadas después, aún quedan pendientes compensaciones por las filtraciones.CRONOLOGÍA

1969

Se adjudica la obra del Túnel de Talave a la empresa Ocisa.

1978

Se completa la perforación, a falta de algunas obras menores.

1980

Una disposición adicional a la Ley del Trasvase establece que las aguas subterráneas de Albacete no son trasvasables.

1993

El Ministerio de Obras Públicas autoriza las compensaciones por filtraciones en el túnel

2004

El Tribunal Supremo confirma una sentencia de la Audiencia a favor de las compensaciones..El escritor y periodista Daniel Sueiro llamó su viaje a las obras del Túnel de Talave, en 1974, «bajada a los infiernos». Todo en aquella obra de perforación del subsuelo albaceteño fue descomunal; nada salió como estaba previsto, pero al final se superaron todos los obstáculos. Era la clave para poder realizar el Trasvase Tajo-Segura.

Las obras se adjudicaron en abril de 1969 a la empresa Ocisa, por 1.810 millones de pesetas. Cuando, nueve años más tarde, en marzo de 1978, el agua atravesó por primera vez estos 32 kilómetros, el gasto superaba ya el doble de lo previsto, y atrás quedaba una historia en la que a las condiciones de trabajo «infernales» que citaba Sueiro se sumaban algunas tragedias laborales y los mayores alardes técnicos de la época.

Los problemas se acumularon en esta obra. Hay que tener en cuenta que se trabajaba en profundidades que en algún momento superaron los 300 metros, a las que se accedía por pozos verticales que se hicieron a lo largo del trazado. Allí, al paso de las perforadoras, o en las aberturas de los barrenos, relataba Sueiro: «todo lo domina el agua, agua turbia que cubre el suelo del túnel hasta cerca de un metro de altura; agua caliza que brota a presión del techo y de los lados, quebrando a veces blindajes de madera o de acero; fría agua que llueve por doquier aquí abajo».

En noviembre de 1969 llegó, procedente de Canadá, la primera gran perforadora, una máquina Robbins de 150 toneladas. Allí la recibió el ingeniero director técnico del Trasvase, José Núñez Fagoaga. Luego se sumarían tres más, que tuvieron que trabajar en condiciones muy complicadas, sobre todo por las inundaciones y derrumbes debidos a la inestabilidad del terreno.

Con láser

Se intentó todo frente a las adversidades; se compraron las tuneladoras más modernas -alguna quedó sepultada en uno de los derrumbes-, se blindaron tramos, se usó hormigón a mansalva para intentar (no siempre con éxito) asegurar tramos complicados, se achicaron enormes cantidades de agua, se probó a congelar los puntos críticos; se utilizaba, por primera vez en un trabajo de estas dimensiones, el láser.

El túnel entra bajo tierra en las cercanías de Los Anguijes, cerca de la división hidrográfica entre el Júcar y el Segura. Desde allí, atravesando 32 kilómetros geológicamente complejos, este enorme tubo de más de cuatro metros de diámetro termina saliendo no lejos de Liétor, y luego, ya a cielo abierto, vierte sus aguas al embalse de Talave. Fue, sin duda, un alarde de ingeniería del que en su momento se presumió; a pesar de todas las incidencias en su construcción, una vez puesto en marcha no ha sufrido problemas graves, en sus 33 años de existencia. Por él han pasado hasta ahora más de 10.500 hectómetros cúbicos de agua.

Desde un primer momento, la construcción del túnel provocó la desconfianza entre quienes vivían en la zona que atraviesa. No pasó mucho tiempo para comprobar que algunos acuíferos de la zona, a pesar de que se había prometido lo contrario, sí se estaban viendo afectados por lo que se llamaron «filtraciones» al túnel. No había que ser geólogo para comprobar algo tan simple como el hecho de que, en algunos periodos, no pasaba ni una gota por la boca de entrada, pero sí salía una corriente prácticamente continua por la salida.

Ya en febrero de 1970, en una reunión extraordinaria de los consejos Sindical y Económico de Albacete que presidió el gobernador Ramón Encinas se reclamaban compensaciones. El asunto sería una polémica permanente durante décadas. En octubre de 1979, el diputado de Alianza Popular Manuel Fraga planteó en el Congreso la necesidad de compensaciones para Albacete, y, en concreto, reclamó que se midieran y compensaran las filtraciones del túnel.

El carácter controvertido del Trasvase se puso en evidencia en los periódicos del 14 de marzo de 1978: junto a la noticia de la terminación del túnel de Talave se publicaba una manifestación, en Toledo, contra el naciente Trasvase.

Hasta 2002 no se comenzó a registrar el aforo de los caudales de entrada y salida del túnel. Desde esa fecha hasta hoy, la diferencia entre el caudal de entrada y el de salida (el agua aportada por los acuíferos del subsuelo) es de unos 58 hectómetros cúbicos. Como referencia, el embalse de Talave tiene una capacidad máxima de unos 34 hectómetros cúbicos.

Se trata, aproximadamente, de un 2% del total del agua trasvasada del Tajo al Segura en los últimos diez años. De ahí nacen las compensaciones reconocidas a Albacete desde 1993, que aún no se han acabado de aplicar en lo que se refiere a la zona de Hellín.

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