Opinión: Agoreros y videntes

Por un lado, el relator especial de la ONU para la Vivienda, Miloon Kothari, recomienda al Gobierno central que alerte a ciudadanos e inversores de la inminencia de una crisis inmobiliaria, que afectará a gran parte de la población. Las hipotecas son una losa que cada año será más pesada, y que, a juicio de Kothari, no sólo tendrá efectos negativos en educación, alimentación y vestido, sino que ya está causando que la tasa de violencia doméstica que se registra en España sea una de las más altas de Europa. Considera fundamental que la Administración fomente las viviendas de protección oficial y los alquileres a precios asequibles.

En la misma línea de denuncia de la situación inmobiliaria, un informe de Greenpeace, presentado por su director en España, López de Uralde, descubre que en todo el litoral español se producen agresiones y que en la Comunidad Valenciana los planes urbanísticos en marcha prevén la construcción de medio millón de viviendas en el litoral, así como 15 nuevos campos de golf y más de 2.000 amarres en puertos deportivos. Pero la denuncia más grave afecta a Galicia, donde asegura que está previsto construir 800.000 viviendas a lo largo de este año 2007.

Otra organización ecologista, WWF-Adena, a la vez que castiga a Narbona por el exceso de desalinizadoras en construcción y en proyecto, apoya a la ministra en su tesis antitrasvasista y en buscar nuevas fórmulas para la mejor gestión de los recursos hídricos. Incluso se permite aventurar que valencianos y murcianos quieren el agua para desarrollar más urbanizaciones. Narbona no se arredra y anuncia una nueva desalinizadora en Guardamar para abastecer a Riegos de Levante-Margen Izquierda, la organización de regantes ilicitanos que se quejan de haber sido ignorados por las Confederaciones Hidrográficas del Júcar y del Segura. A ver cómo les sale de precio el metro cúbico.

Demasiados factores se unen para dificultar una política hídrica que permita a la Comunidad Valenciana disponer del agua que precisa para un crecimiento sostenible en todos los sectores económicos. Hay excesivos agoreros insoportables y algunos videntes del Consell que se empeñan en pintarnos el futuro de color de rosa. Ni tanto, ni tan calvo.

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