Camelina: Un cultivo con mucha energía

La empresa Camelina Company España quiere impulsar la producción de aceite para biocombustibles en Albacete

Administración e iniciativa privada se unen para buscar opciones agrícolas rentables

El pasado mes de marzo, el Ministerio de Fomento, Iberia, Airbus y la empresa estatal Servicios y Estudios para la Navegación Aérea y la Seguridad Aeronáutica, S.A. (Senasa) firmaron un acuerdo para favorecer el uso de biocombustibles en aviación. La iniciativa, según informó el Ministerio, tiene como objetivo apoyar aquellas acciones que permitan desarrollar una cadena completa de producción de biocombustibles para la aviación española, contribuyendo así a reducir las emisiones de CO2 de las aeronaves.

En este contexto, la provincia de Albacete tiene un papel destacado gracias a la colaboración que mantienen el Instituto Técnico Agronómico Provincial (Itap), dependiente de la Diputación, y la empresa Camelina Company España, que está especializada en el cultivo de la camelina como materia prima sostenible de segunda generación para la producción de biocombustibles. El trabajo conjunto de ambas entidades se dio a conocer en las recientes Jornadas de Puertas Abiertas del Itap, donde se anunció que el próximo año agricultores albaceteños podrán empezar a familiarizarse con esta planta que, a medio plazo, podría procurarles una rentabilidad garantizada.

El director de Camelina Company España, Yuri Herreras, indicó que en una primera fase se va a seguir un modelo de arrendamiento de parcelas para demostrar a los productores las ventajas de este cultivo, del que ya se han realizado ensayos con óptimos resultados en la finca experimental ‘Las Tiesas’ del Itap.

La camelina se presenta como un cultivo «de elevada rusticidad y adaptabilidad, con capacidad de producción en zonas con precipitaciones mínimas». Además, «debido a sus escasas necesidades de insumos agrícolas (fertilización y pesticidas) su coste de implantación es menor que el del cereal, lo que permite la realización de grandes extensiones de cultivo».

A todo ello se suma que puede integrase en la rotación de cultivos tradicional de la provincia, algo a tener en cuenta a la hora de ir extendiendo esta variedad que, según comentó el representante de la empresa, tiene un doble potencial. Por una parte, estudios llevados a cabo en Estados Unidos apuntan a que la elaboración de biodiesel y bioqueroseno a partir de camelina consigue una reducción de emisiones de CO2 superior al 80% y, en segundo lugar, de la molturación de la planta para extraer el aceite resulta una ‘torta’ que puede emplearse para la alimentación animal.

Planta de molturación

Yuri Herraras explicó que el propósito de la empresa que dirige es ir ampliando paulatinamente el número de hectáreas destinadas a esta planta en la provincia gracias a los acuerdos con agricultores, y avanzó que en una segunda fase podría ponerse en funcionamiento una planta de molturación para extraer el aceite.

Sobre este asunto, recordó que en la actualidad existen en España cerca de medio centenar de plantas de biodiesel con una capacidad de producción de unos cuatro millones de toneladas. Sin embargo, «según los datos de la Asociación de Productores de Energías Renovables, un 75% de las plantas de producción de biodiesel que hay en España están paradas, por lo que el ratio de funcionamiento de todas ellas ronda el 10% de su capacidad total».

Explicó que «el principal problema relacionado con la industria del biodiesel consiste en el abastecimiento de materias primas alternativas, sostenibles, que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero y que no interfieran con el sector alimentario, evitando así la competencia de precios».

Actualmente, el sector de los biocombustibles está evaluando, como materias primas de segunda generación que supongan una alternativa a cultivos como la soja, la palma o la colza -ámbito en el que se depende de importaciones-, cultivos como la camelina, la jatropha o las algas.

La camelina se beneficia de las ayudas de la PAC y puede adaptarse al ciclo de rotación con el cereal, del que hay en Castilla-La Mancha una superficie de, aproximadamente, 1,25 millones de hectáreas.

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