Desciende un 2,8% el consumo de agua en Castilla-La Mancha

Los castellano-manchegos consumieron 174 litros de agua por habitante y día en 2005, un 2,8 por ciento menos que en 2004 (179 litros).

Los españoles, por su parte, consumieron 166 litros de agua por habitante y día en 2005, un 2,9 por ciento menos que en 2004 (171 litros), es decir, 4.873 hectómetros cúbicos, frente a los 16.505 hectómetros que se destinaron a usos agrícolas, un gasto que también bajó. Según la última encuesta sobre suministro y tratamiento del agua elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), y que corresponde a 2005, el consumo de agua potable de las familias españolas ascendió a 2.673 hectómetros cúbicos, el 66,8 por ciento del total.

España dispuso de 4.873 hectómetros cúbicos para el abastecimiento urbano, de los que el 82,1 por ciento (4.002 hectómetros) se destinó al consumo de familias, empresas y consumos municipales. Por comunidades, Andalucía tuvo el consumo medio más elevado (195), seguida de Cantabria (191) y Asturias (180), mientras que el más bajo correspondió a Navarra (134), las Islas Baleares, y Ceuta y Melilla (139).

La encuesta revela además que el 17,9 por ciento del total distribuido por las redes públicas de abastecimiento urbano se perdió, entre otras causas, por fugas, roturas, averías, errores de medida y fraudes.

Valor unitario

El valor unitario del agua se incrementó un 2,1 por ciento en 2005, hasta alcanzar los 0,98 euros por metro cúbico, mientras que el saneamiento de aguas residuales (alcantarillado y depuración) costó 0,31 euros por metro cúbico.

Por comunidades autónomas, los valores más elevados correspondieron a Canarias (1,65), Baleares (1,58) y Murcia (1,52), mientras que los más bajos fueron los registrados en Castilla y León (0,66), Cantabria (0,68), Castilla-La Mancha (0,74) y Asturias (0,74).

En el sector agrario se consumieron 16.505 hectómetros cúbicos, lo que supone un descenso del 7,3 por ciento respecto a 2004, que se debió, según la encuesta, a la disminución del agua de riego disponible como consecuencia de la sequía.

Las técnicas de riego por aspersión y goteo concentraron el 52,9 por ciento, por encima de las de riego por gravedad, que supusieron el 47,1 por ciento.

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