El campo absorbe 70.000 obreros de sectores en crisis

El campo atraviesa una de sus peores crisis, acentuada en los últimos meses más si cabe por los efectos del largo temporal que azota a la comunidad. Sin embargo, los datos oficiales constatan lo que ya se presumía: que en épocas de vacas flacas la agricultura resiste mejor la crisis y se convierte en refugio de los trabajadores que han perdido su empleo en los sectores productivos más castigados, especialmente el de la construcción. En el último año y medio, el número de afiliados al Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social (REASS) se ha incrementado en 70.000 en toda Andalucía hasta alcanzar la cifra de 510.983, lo que supone el 60% del total nacional. Los sindicatos estiman que esta tendencia se mantendrá al menos hasta el segundo semestre de este año.

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      Los sindicatos creen que la tendencia se mantendrá hasta el segundo semestre

      La agricultura andaluza ha perdido desde 1995 el 40% de sus activos. Desde 2002 el descenso de afiliados al REASS fue de 115.848. Sólo las provincias de Almería y Huelva resistieron esa dinámica debido a la llegada de miles de inmigrantes. Pero esa tendencia a la baja se invirtió a mediados de 2008, coincidiendo con la eclosión de la crisis del ladrillo. Desde agosto de 2008, el crecimiento de afiliados al REASS ha sido constante, algo que los sindicatos justifican en el trasvase de trabajadores parados de la construcción. En el último año, el descenso de afiliados en este sector ha sido de 239.445 en toda España. «Los datos confirman que los trabajadores parados de la construcción han vuelto a la agricultura, que en muchos casos fue su primer empleo», expone Pedro Marcos, responsable de la Federación Agroalimentaria de UGT.

      Las provincias de Jaén y Huelva son en las que más ha crecido la afiliación agraria, en parte por el peso de las campañas del olivar y de la fresa, respectivamente. En cambio, en Cádiz el incremento ha sido inapreciable. Todo apunta a que este trasvase de mano de obra desde la construcción al campo no será algo que se consolide en el tiempo. «Cuando la crisis remita los trabajadores retornarán a sus empleos anteriores», vaticina Pedro Marcos.

      Las estadísticas también avalan los pronósticos sindicales. Así, frente al aumento de la afiliación y las cotizaciones en el Régimen Agrario, llama la atención que los perceptores del subsidio agrario no lo hagan en la misma proporción. Es más, la cifra viene reduciéndose en los últimos años de manera progresiva por las jubilaciones de trabajadores del campo y la imposibilidad del sistema para incorporar nuevos beneficiarios, que ahora pasan a la renta agraria. En ambos casos, los trabajadores requieren 35 jornales para optar a la prestación, cifrada en torno al 80% del salario mínimo.

      Las últimas campañas de la vendimia, la aceituna o la fresa han sido un buen ejemplo de la llegada de parados de otros sectores a la agricultura. Para intentar casar las ofertas empresariales con las demandas laborales, el Servicio Andaluz de Empleo (SAE) puso en marcha el año pasado un registro, el GEA (Gestión de Empleo Agrario), para que los parados procedentes de otros sectores se inscriban en las campañas agrícolas. Entre el año pasado y los dos primeros meses de 2010 se han inscrito 42.242 trabajadores, aunque los puestos ofertados han sido sólo 5.372. «Es un sistema todavía poco conocido», admite Antonio Toro, gerente del SAE, que defiende este instrumento.

      La actividad agraria genera el 20% del empleo industrial en la comunidad, donde existen unas 250.000 explotaciones que generan unos 400.000 empleos. Con todo, el peso del empleo del sector primario en el cómputo general se ha reducido en Andalucía en los últimos años por la pérdida de activos. Está en el 7,7%, por encima de la media española (4,5%), pero inferior a la de otras comunidades con mayor vocación agraria: Extremadura (10,7%), Murcia (10%) y Galicia (8,6%).

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