El Consejo del Agua de la Cuenca del Ebro, en el que está representada la Generalitat Valenciana, aprobó ayer el nuevo plan hidrológico de la demarcación del Ebro, que prevé una inversión de 600 millones de euros a partir de que se apruebe definitivamente.
Así lo anunció el presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), Xavier de Pedro, quien se felicitó por el «amplísimo consenso» que ha logrado el texto, con 74 votos a favor, 9 en contra de Chunta Aragonesista (CHA), Generalitat de Cataluña y ecologistas y cinco abstenciones de Izquierda Unida (IU), empresas hidroeléctricas y asociaciones sindicales.
A su entender, «los votos en contra no pueden ensombrecer» el acuerdo suscitado, teniendo en cuenta que es «difícil buscar el equilibro».
El nuevo plan incluye la necesidad de fijar caudales ecológicos. Además, se recoge un caudal mínimo para el Delta del Ebro de 3.200 hectómetros cúbicos al año, que se ha aumentado respecto a la situación anterior, cifra que «con toda seguridad» será mayor habitualmente, si bien ha precisado que la cuenca sufre de forma periódica sequías por lo que no se podía aceptar la petición de la Generalitat de Cataluña de que el caudal fuera de 7.000 hectómetros cúbicos anuales en años secos.
El consejero de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat de Cataluña, Santi Vila, ha avanzado que el Gobierno catalán planteará una «posición frontal» contra el Plan Hidrológico del Ebro. Hoy ofrecerá una «declaración pública detallada y exhaustiva para que finalmente este plan no se apruebe».

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