El presidente anuncia que tiene un ‘plan B’ que pasa por vigilar el caudal ecológico que exige la normativa de la UE y además defender el agua «río a río» en cada plan hidrológico

«Antes que permitir que se apruebe un Estatuto devaluado, pediré a las Cortes regionales que lo retiren». El 14 de octubre de 2008 José María Barreda bajó de la tribuna del Congreso de los Diputados dejando en el aire un órdago que finalmente ha cumplido año y medio después. Arropado por los agentes sociales de la Región, el presidente anunció ayer que va a solicitar a los diputados socialistas la celebración de un pleno extraordinario de las Cortes para decidir el futuro del Estatuto. Barreda aseguró que se planteará la retirada «si el PP mantiene su posición inalterable».
La cita será «lo antes posible», según expreso deseo del presidente. Y aunque el ambiente no invita al optimismo, todavía quedaría una pequeña rendija para retomar el consenso en torno a la reforma estatutaria. Eso sí, advirtió de que «la dignidad de Castilla-La Mancha tiene un límite» y pasa por no rebajar más las pretensiones en la defensa del agua. «Creo que hemos sido demasiado flexibles», admitió, «los integrantes de la Mesa del Agua me decían hace una semana que ya no se puede ceder más o que incluso ya hemos cedido demasiado».
Y es que la última reivindicación que se ha puesto sobre la mesa, la de una reserva de 4.000 hectómetros cúbicos dista mucho de la caducidad del Tajo-Segura para 2015 que recogía el Estatuto nada más entrar en el Congreso de los Diputados. Aun así esos 4.000 les valía a los representantes de la Mesa del Agua, tal y como refrendaron la semana pasada, y también al presidente de los pueblos ribereños, Julián Rebollo: «Hacíamos la cuenta de la vieja y conseguíamos nuestra reivindicación».

A falta de estatuto, planes
Aunque el Estatuto parece que está sentenciado a muerte, Barreda declaró ayer que tiene un ‘plan B’ para defender el agua en Castilla-La Mancha. «Esto no ha hecho más que comenzar», proclamó. Esta alternativa pasa por aplicar una estrategia «río a río», es decir con la negociación de cada plan hidrológico de los que afectan a la Región. Lo hará con el de Júcar, recordando «que no es un río de Valencia», con el Segura, sobre todo en su cuenca alta, que denunció «se está esquilmando con pozos de sequía incluso este año», con el Guadiana, exigiendo a Moncloa más dinero para la compra de derechos del PEAG, y por supuesto, con el Tajo. Barreda tampoco se olvidará de utilizar un arma que viene de Bruselas, la Directiva de Agua que fija esa fecha simbólica de 2015 para garantizar el caudal ecológico de los ríos. «Vamos a vigilar el cumplimiento de la normativa europea de cantidad y calidad de agua circulante en nuestros ríos», aseveró.
Aunque dijo no estar satisfecho con lo que ocurrió ayer, al menos al presidente se le vio animado a no quedarse de brazos cruzados. Reconoció que le hubiera gustado terminar el día «repartiendo los aplausos» con Cospedal. En cambio, lamentó que lo que encontró del PP fue una propuesta «en el último segundo», que calificó de «humillante». Barreda aprovechó la ocasión para cargar las tintas contra Cospedal. En su opinión, ha perjudicado mucho su ‘ascenso’ a secretaria general del partido: «A partir de ese momento afloraron las contradicciones». Si bien la responsabilizó del fracaso del Estatuto, Barreda no pidió ayer su dimisión como presidenta del PP regional. Eso se lo deja a la «sabiduría del pueblo de Castilla-La Mancha, que sabe quién hace y quién deshace», según comentó.

Agentes sociales unidos
Barreda compareció ante los medios acompañado de los representantes de una Mesa del Agua especialmente numerosa en el día de ayer. Casi ni cabían en la tarima de la sede de Presidencia. Estaban los sindicatos UGT y CCOO, la patronal Cecam, el Consejo de Cámaras de Comercio, las organizaciones agrarias Asaja, UPA y COAG, el representante de las Cooperativas, la Federación de Municipios y Provincias, el presidente de los pueblos ribereños, el presidente de las Cortes, Francisco Pardo, el rector de la UCLM, Ernesto Martínez-Ataz, el síndico de Cuentas, el defensor del Pueblo, el presidente del CES…
A diferencia de la reunión de la semana pasada, fueron mucho más explícitos a la hora de declarar culpable a Cospedal de la situación. El más duro en sus palabras fue José Luis Gil, de Comisiones Obreras: «Cospedal es una losa para el desarrollo de Castilla-La Mancha y esa losa la tenemos que levantar». Tampoco se quedó corto Ángel Nicolás, de la Confederación de Empresarios: «Siento tristeza de que tantas personas no hayamos sido capaces de convencer a una sola».
Desde Asaja, Fresneda se mostró indignado por la «trampa» que se les ha hecho a los representantes de la sociedad. «No creo que nos merezcamos la descalificación y el desprecio más absoluto que se nos ha hecho», denunció. Pedrosa, de UGT, recordó que en esta Región no se ha provocado ninguna guerra del agua, aunque cree posible «que los ciudadanos empiecen a demandar algo más».    

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