En guardia contra las microalgas

http://www.laverdad.es/albacete/v/20110208/albacete/guardia-contra-microalgas-20110208.html

Albacete estrenó en abril del 2003 un nuevo sistema de abastecimiento: el agua que salía por los grifos ya no se extraía de pozos, sino que era agua del Júcar debidamente tratada. Un tratamiento que no es sencillo.

El agua se toma del trasvase Tajo-Segura que tiene su origen en el embalse de Henchideros (Júcar) y varias veces al año se recibe agua desde Alarcón. Este agua, hasta unos 15 hectómetros cúbicos al año, se va almacenando en una inmensa balsa que está cerca de El Salobral donde se puede guardar la cantidad suficiente para abastecer a la ciudad unos 25 días. Tanto la toma del trasvase, como la balsa son objeto de vigilancia, no obstante, ambas son instalaciones abiertas a la superficie.

Gota a gota, los millones de litros de agua que cada día salen por nuestros grifos y consumen nuestras cisternas, lavadoras y lavavajillas, salen desde esta balsa y recorren los 14 kilómetros de tubería que la separan de la planta de potabilización. Aquí empieza su tratamiento para hacerla potable. Primero es bombeada a un depósito con capacidad para 22.000 metros cúbicos, que es más o menos lo que se bebe la ciudad hasta medio día.

Desde este depósito, el agua empieza a circular por unos tanques, primero recibe un tratamiento con ozono, «el oxidante más potente», y después se le aplica una primera cloración para evitar un posible crecimiento de bacterias que haría al agua no potable. Continuando su camino, pasa por unas líneas de decantación y unas cámaras donde se mezcla con unos reactivos para quitar posibles restos sólidos, como pueda ser algo de tierra. Tras subir por unas canaletas, el agua sale ya bastante clara e incluso podría ser bebida con tranquilidad.

Filtros de ozono

No obstante, continúa su camino por unos filtros, hay diez, tres son de arena y siete de carbono activo. En circunstancias normales, se utilizan todos, pero en cuanto se detecta la presencia de algún tipo de algas, que son las que alteran el sabor y el olor del agua, sólo se utilizan los filtros de carbono que son los que absorben el olor. Estas algas, que no se detectan a simple vista, pues son microscópicas, han traído de cabeza a los responsables del suministro de agua en los últimos tiempos. Aunque desde junio del año pasado, no se ha registrado ningún episodio de mal sabor u olor en el agua debido a estas algas, gracias a las mejoras introducidas en el tratamiento, «no podemos bajar la guardia», admite el jefe de producción de Aguas de Albacete, Nicolás Monterde.

Estas microalgas llegan de los embalses donde se almacena el agua que consume Albacete y también aparecen a veces en la balsa de regulación. Al eliminar esas algas, se descomponen y producen una sustancia que, si no se trata, pasa al agua contagiándole ese mal olor y sabor que tiempo atrás dio lugar a más de una queja vecinal. Con los filtros de carbono activo, el problema está bastante resuelto, entienden los técnicos, que explican que estas microalgas suelen aparecer siempre que se da un cambio de temperaturas, tanto en la primavera, como en el otoño.

La limpieza de las balsas y depósitos es tan bien importante para mejorar la calidad del suministro, que en Aguas de Albacete aseguran que es bastante buena. Este año, adelantó el concejal de Infraestructuras, pedirán a acuaJúcar, empresa estatal propietaria de la infraestructura de abastecimiento y con quien en los últimos tiempos existe una buena línea de colaboración, que se limpie la balsa de regulación.

Este embalse entró en funcionamiento en el 2002 y se limpió por primera vez en 2008, cuando se extranjeron 10.000 metros cúbicos de lodo. Se estima que su limpieza cuesta unos 60.000 euros. Además, también construirán un by-pass, que permitirá desocupar el depósito que hay a la entrada de la potabilizadora para poder limpiarlo.

Al margen de la preocupación por mejorar la calidad del agua, de ahí el empeño del Ayuntamiento de Albacete de construir la planta de ósmosis inversa para eliminar la alta concentración de sulfatos que en ocasiones llega, sobre todo cuando se mezcla agua del Tajo, la vigilancia porque el agua que sale por nuestros grifos sea la mejor ahora mismo es constante.

A diario se controlan parámetros como la turbidez, el ph o el cloro, y no sólo una vez, sino que el agua se está analizando constantemente en el laboratorio.

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