España apuesta por las presas con circuitos cerrados de agua

Un invento de los años setenta para aprovechar los excedentes de la energía nuclear nocturna servirá a España para combatir el cambio climático y reducir las emisiones de CO2. Las presas reversibles son la apuesta de futuro de los ministerios de Medio Ambiente e Industria para aumentar la generación de electricidad sin costes ambientales y compensar el consumo de las numerosas desaladoras que se construyen en el litoral mediterráneo.

      Las centrales previstas bastarían para abastecer al País Vasco

      Cuando estén finalizadas las plantas del programa AGUA (alternativa al trasvase del Ebro), la capacidad de desalación en España alcanzará los 1.000 hectómetros cúbicos anuales. Al coste actual, supone un consumo de energía de 2.868 gigavatios/hora, la novena parte de la producción de todo el parque de embalses hidroeléctricos en 2007.

      El secretario general para el Territorio y la Biodiversidad, Antonio Serrano, ha convocado en dos ocasiones a representantes del sector eléctrico y minihidráulicas para conocer su potencial de generación energética renovable, barajar fórmulas para impulsar el sector y compaginar estas nuevas demandas energéticas con el compromiso de reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, de acuerdo con un proyecto de directiva europea que fija una disminución del 20% y un descenso, también del 20%, en el consumo de energía primaria. Y todos coinciden en que ya no se pueden construir grandes embalses en España. Primero, porque suscitan un gran rechazo social, pero también porque los mejores emplazamientos están ocupados.

      Medio Ambiente e Industria tienen dos posibles soluciones sobre la mesa para aumentar los recursos hidroeléctricos. Uno de ellos consiste en poner en explotación mediante concurso público las presas del Estado aptas para esta finalidad. De momento se han identificado 50, pero entre todas ellas no llegarían a los 200 megavatios de potencia, así que esta opción tiene pocas posibilidades de prosperar.

      La de peso es la de las presas reversibles. España fue pionera en este terreno y dispone de equipos técnicos de primera fila que conocen bien su desarrollo. Se pusieron en marcha con el plan de centrales nucleares de la década de los setenta. Como esta modalidad de generación funciona ininterrumpidamente, se planificaron para bombear agua en sentido inverso, aprovechando el exceso de producción energética de las nucleares durante la noche.

      Las eléctricas (encabezadas por Iberdrola, Endesa y Unión Fenosa, entonces con otros nombres y accionistas) diseñaron balsas aguas arriba de los embalses principales para bombear agua durante la noche y pasarla por las turbinas en horas de alta demanda diurna. Esta modalidad de presas tiene un potencial superior a los 3.000 megavatios, según han comunicado las eléctricas a Medio Ambiente e Industria. Con esta capacidad se habría cubierto un 8% del consumo de una hora pico en diciembre pasado. Equivale a las necesidades energéticas de la Comunidad de Madrid en tres meses o del País Vasco en un año. El rendimiento de estas plantas es alto, por el diferencial de tarifa entre la noche (40 euros el megavatio/hora de media) y el día (90 euros).

      Salen rentables, son más sostenibles y su energía es más barata. En momentos de fuerte demandas ,se turbina de las balsas donde se ha almacenado el agua durante la noche, en vez de tirar de las centrales térmicas de fuel, que es más contaminante y su precio es cada día más alto. Además, son el único procedimiento que existe para almacenar energía. Están siempre disponibles para cubrir tirones de demanda en invierno o verano, de manera que acudirían en auxilio del sistema eléctrico cada vez que el viento se para y se caen los parques eólicos, y no sería necesario cortar el suministro a determinadas empresas, como ocurrió en diciembre pasado.

      Para Medio Ambiente es una solución «menos mala». Tienen un efecto «positivo aunque el balance energético sea negativo», afirma Serrano. Pero a las eléctricas les ha venido Dios a ver. Y lo primero que han pedido es que se agilicen los trámites porque actualmente se tarda seis años en obtener una licencia. Todas las grandes eléctricas consultadas se han mostrado favorables a la idea. Todas tienen en su cartera alguna en funcionamiento. Y todas disponen de proyectos en distintas fases de ejecución para 2012 o 2013. En los encuentros bilaterales que han vuelto a mantener en una segunda ronda con el Ministerio de Medio Ambiente, Serrano les ha prometido que agilizará la tramitación de licencias.

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