Fracasa la política de agua: desaladoras a medio gas y el PSOE recupera los trasvases

Más de cinco años después de que el 21 de abril de 2005 el PSOE apoyara en el Congreso de los Diputados la derogación del Plan Hidrológico Nacional (PHN) aprobado por el Gobierno del PP el 5 de julio de 2001, poniendo fin al polémico trasvase del Ebro; la alternativa ofrecida en su día por Zapatero —la puesta en marcha de 24 plantas desalinizadoras en el arco Mediterráneo— para llevar agua a la zona de Levante, ha fracasado. Dos hechos que se han producido a lo largo del mes de septiembre suponen la constatación del fracaso de la política socialista de agua, que se quiso presentar como alternativa al proyecto popular, pero que, a la vista de lo sucedido, ha terminado por reconocer que no eran tan malos los trasvases como se demonizaron en su día.

La primera llamada de atención de este fracaso la dio el 2 de septiembre en el Congreso el presidente de Red Eléctrica Española, el ex ministro socialista, Luis Atienza, en su intervención en la Comisión de Cambio Climático, al reconocer que las desaladoras que el Gobierno ha puesto en marcha en Levante tienen problemas importantes de funcionamiento porque no les llega suficiente energía eléctrica.

Solo cinco de 24

Esta es una de las causas de que el PSOE no haya podido cumplir su compromiso de poner en marcha las 24 desaladoras previstas, de las que solo cinco están en funcionamiento, según señala el portavoz popular en la Comisión de Medio Ambiente, Carlos Floriano, que esgrime la respuesta parlamentaria que el Gobierno le remitió el 20 de abril. Con el Gobierno socialista solo se han terminado las plantas de San Pedro del Pinatar II, la ampliación de Alicante I, Alicante II, Valdelentisco y El Prat de Llobregat, esta última ejecutada por la Generalitat. Pero no funcionan a pleno rendimiento, porque no le llega la energía eléctrica necesaria.El resto de desalinizadoras puestas en marcha durante el Gobierno socialista fueron iniciadas por el Gobierno del PP, por lo que el PSOE no se puede atribuir su paternidad, según Floriano.

Atienza lo dijo muy claro en el Congreso: «Sobre las desaladoras hay proyectos de desarrollo de la red que han atenuado los problemas, pero hay necesidades importantes» El ex ministro socialista fue más allá, al señalar que «en el Levante hay un problema crónico de dificultad de desarrollo de la red de transporte, como consecuencia del incremento urbanístico que ha dificultado la obtención de pasillos. No es fácil encontrar pasillos entre las zonas protegidas y las urbanizadas, lo que ha dificultado y retrasado el desarrollo de las inversiones».

Para Floriano, las palabras de Atienza son el reconocimiento «del fracaso de las desaladoras como única solución al problema del agua. Al PSOE le sirvió para mantener un discurso alternativo al del PP». Sobre este fracaso, recuerda que el portavoz socialista, José Antonio Alonso, ofreció al PP crear una Subcomisión para estudiar la política de agua: «Estábamos dispuestos a participar en la Subcomisión, pero le dijimos que ello suponía reconocer el fracaso de su política, Al final no se hizo».

El segundo argumento de este fracaso está recogido en el documento «Gestión sostenible del agua. Hacia un gran pacto social», presentado por el secretario de Estado de Agua, Josep Puxeu, el 20 de septiembre, en la Comisión Permanente del PSOE. Este informe no descarta los trasvases para paliar la escasez de agua: «La intervención humana, en ocasiones, también sirve para recuperar situaciones de “stress” hídrico, no debiéndose descartar a priori ninguna tecnología o infraestructura que ayude a conseguir este objetivo, incluidos trasvases intracuenca o intercuenca que estén ecológica, social y económicamente plenamente justificados». Además, el PSOE apuesta ahora por la «unidad de gestión por cuencas hidrográficas», cuando ha transferido a Andalucía la gestión de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Este documento, según la diputada del PP y portavoz en la Comisión del Cambio Climático, Teresa de Lara, refleja «el fiasco y las contradicciones en que han caído los socialistas».

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