La Comisaría de Aguas confirma que no hay rastro de mejillón cebra y cree que las larvas entraron por Alarcón

La cuenca del Segura parece haberse librado de la amenaza del mejillón cebra al menos por el momento. Los últimos análisis confirman que no hay ni rastro de larvas de esta especie invasora, lo cual ha reafirmado el convencimiento del comisario de Aguas, Manuel Aldeguer, de que su entrada en la cuenca se produjo vía trasvase a través del embalse de Alarcón, a pesar de que los muestreos periódicos realizados hasta la fecha en este pantano siempre han dado negativo.

Aldeguer, al igual que los técnicos de su departamento, achaca la repentina desaparición del mejillón cebra de la cuenca del Segura a que la sequía ha provocado fuertes oscilaciones en el cauce y los pantanos, lo cual constituye el peor de los escenarios posibles para que las larvas puedan eclosionar y reproducirse a sus anchas.

El comisario esgrime precisamente este argumento para explicar el motivo por el que hasta ahora la Confederación Hidrográfica del Júcar, que es a la que está adscrita el embalse de Alarcón, no ha detectado la presencia de este invasor en este pantano, que además de regular las aguas que almacena es una escala intermedia para las aguas que bajan por el acueducto Tajo-Segura.

«Este pantano sufre también muchas variaciones de nivel por la sequía y las larvas pudieron entrar perfectamente al Segura en una de las transferencias que se hacen periódicamente desde el Tajo sin que después se haya podido detectar en ningún control porque en realidad, en el momento de hacer la toma, puede que ya ni siquiera siguieran allí», señala Aldeguer.

Sea como fuere, los análisis del exhaustivo muestreo que realizaron los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Segura a finales del año pasado hasta en los rincones más insospechados del cauce, los embalses y hasta las instalaciones de riego dieron negativo. Las inspecciones visuales y las nuevas muestras tomadas posteriormente de forma aleatoria no han hecho sino confirmar el diagnóstico: no queda ni rastro de las larvas de esta especie invasora que mantenían a la CHS en jaque desde finales de 2006 y tampoco se ha avistado un solo ejemplar adulto en todo este periodo.

La alerta se mantiene
Pese a que la amenaza de que la plaga se extienda por la cuenca parece haberse esfumado al menos temporalmente, la CHS prefiere extremar la cautela y mantener la alerta máxima, sobre todo, porque cada vez están más convencidos de que la puerta de entrada es el trasvase Tajo-Segura y en cualquier nueva transferencias se puede volver a repetir la situación.

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