La planta de ósmosis y el futuro del Centro de Interpretación del Agua, en el aire

No hay dinero. Es el argumento del equipo de Gobierno municipal para justificar la paralización de proyectos iniciados por la anterior corporación, y que ahora tienen un futuro incierto. Es el caso de la tantas veces anunciada planta de ósmosis inversa.

El Consistorio considera que hay otras prioridades, como atender las sanciones impuestas a la Estación Depuradora de Aguas Residuales

Según la concejala de Medio Ambiente, Rosa González, se trata de una decisión política del anterior equipo que ahora hay que volver a valorar. “Es un proyecto carísimo que no contribuye a mejorar la calidad del agua de Albacete”, defendía Rosa González, basándose en recientes estudios que determinan que la calidad del agua está dentro de los parámetros de la Unión Europea. “No podemos hacer frente a un proyecto que no es necesario, cuando las arcas municipales están arruinadas”, insistía. La concejala aclaraba además que el equipo de gobierno tiene otros temas pendientes con la Confederación Hidrográfica del Júcar más urgentes, como las sanciones impuestas a la Estación Depuradora de Aguas Residuales por vertidos no autorizados. Se trata de dos sanciones, que supondrían una multa superior al millón de euros, y que el Ayuntamiento ha recurrido, primero por vía administrativa, y ahora por lo contencioso administrativo.Tampoco se vislumbra un futuro claro para el Centro de Interpretación del Agua ubicado en los depósitos de la Fiesta del Árbol. Las obras están muy avanzadas y el Ayuntamiento está pendiente de recepcionarlas, aunque aún no ha decidido qué función le va a dar al nuevo centro. La falta de recursos económicos es, nuevamente, la justificación para esta indecisión.Tampoco se sabe qué pasará con el servicio de préstamo de bicicletas. La concejala de Medio Ambiente que actualmente está funcionando con normalidad, pero admitió que también están valorando otras posibilidades a tenor de las sugerencias recibidas de los usuarios. Consideró que se trata de un sistema obsoleto –funciona a través de sms- que presenta problemas prácticos notables. Por eso, el Consistorio tendrá que decidir si cambia o suprime el servicio

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