Los últimos informes revelan que el caudal del Júcar se ha reducido un 37,5% en 25 años

Las cuentas del río Júcar no acaban de salir. El proceso de elaboración del nuevo plan hidrológico del Júcar ha entrado en su recta final con la identificación del denominado Esquema de Temas Importantes. Es la hora de la verdad y entre otras tareas toca empezar la casa por los cimientos: hay que saber, con el mayor grado de certidumbre, de cuánta agua se dispone en el río.
Entre los regantes y ecologistas valencianos, existe el temor de que el próximo plan hidrológico acabe incurriendo en los mismos errores que el anterior, certificando que hay más agua disponible de la realmente existente y, en consecuencia, asignado a los usuarios actuales y futuros y al caudal ecológico de los ríos: un agua virtual.
El Ministerio de Medio Ambiente ha dictado unas Instrucciones de Planificación donde se recomienda usar las series hidrológicas -la estadística que recoge el agua que llega cada año a un lugar determinado- «más amplias disponibles», y que en el caso de la cuenca del Júcar, con los ríos Albaida, Júcar, Cabriel y Magro como principales tributarios, se remonta a 1940/41 y finaliza en 2005/2006. Es la denominada «serie larga» de 66 años que contrasta con la «serie corta» que arranca en 1981/1982 y que recoge los datos de los últimos 25 años.
En un trabajo elaborado por Antonio Estevan, Abel La Calle y José Manuel Naredo se recuerda que en la mayoría de las cuencas hidrográficas y especialmente en las de la vertiente mediterránea y la mitad sur de la Península, «tanto las precipitaciones como las aportaciones han experimentado una considerable reducción en los últimos 25 años, tanto en cantidad como en calidad».
En el caso concreto del Júcar, la media de las aportaciones anuales regulables en Tous considerando la serie completa es de 1.303 hectómetros cúbicos (hm3) anuales. Si se considera sólo la serie de los últimos 25 años, la media de las aportaciones se reduce a 947,5 hm3, lo que representa disponer de un 37,5% menosÉ
En el Segura y el Alto Tajo, donde se generan los recursos para el regadío alicantino y murciano, la estadística arroja una distancia mucho mayor: la diferencia entre la «serie larga» y la «corta» representa un descenso del 54,6% en el río Segura y del 47,4% en las aportaciones reguladas del río Tajo en Bolarque.
Los autores del trabajo, miembros de la denominada Nueva Cultura del Agua, estiman que la utilización de la «serie larga» determinaría «el establecimiento de mayores caudales disponibles para su asignación a las funciones ambientales y a los distintos usuarios de la cuencaÉ aunque estas asignaciones podrían no estar respaldadas por recursos reales». Advierten que la sobrevaloración de los recursos conllevaría «graves consecuencias ambientales, económicas y sociales» y recuerdan que el problema ya se ha producido «de modo generalizado en la planificación vigente, en la que las series utilizadas han acabado mostrando una divergencia con la realidad aún mayor» que la que evidencian los datos anteriores.
La apuesta por la serie larga
Juan Valero de Palma, secretario general de la Unidad Sindical de Usuarios del Júcar (USUJ), asegura que en el proceso de participación pública abierto en la elaboración del Plan Hidrológico del Júcar están defendiendo la aplicación de la serie corta y afirman que la disminución de recursos experimentada en los últimos 25 años es «muy evidente» y sin justificación en las sequías coyunturales que se han producido en este periodo.
Francisco Sanz, de Xúquer Viu, asegura que esta organización apoya también la aplicación de la serie corta, «más aún cuando existe una tendencia a una reducción a un mayor en las aportaciones que reflejan todos los escenarios del cambio climático».
Xúquer Viu no quiere «trampas» como utilizar en unos casos la «seria larga» y la «corta» en otros atendiendo a criterios políticos, y recuerda que la Directiva Marco del Agua prioriza el mandato de lograr en el año 2015 «el buen estado ecológico de las masas de agua superficiales y subterráneas». Un mandato claro que pone en primer lugar la componente ambiental que debe tener el nuevo Plan Hidrológico del Júcar.
Francisco Sanz defiende una alianza entre los intereses ambientales y el regadío histórico para mantener un caudal en el bajo Júcar que cumpla el objetivo de la Directiva.
Afirma, asimismo, que «ahora mismo hay ya unas presiones tremendas sobre la Confederación Hidrográfica del Júcar y la Generalitat debería dejarse de trasvases y defender en la negociación del nuevo plan hidrológico los verdaderos intereses valencianos», que, según su organización «están en el Júcar».

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