Un experto dice que el Tribunal Constitucional debería aclarar la competencia de regulación del curso de los ríos

El catedrático de derecho internacional Cesáreo Gutiérrez Espada dijo hoy, en las XXII jornada de la asociación española de profesores de derecho internacional, que el Tribunal Constitucional debiera aclarar quién regula los cursos de los ríos cuando nacen y mueren en mas de una comunidad autónoma.

EFE Gutiérrez Espada indicó que «todos esperan las sentencias» del Constitucional en torno a los recursos contra las reformas de algunos estatutos de autonomía que incluyen derechos sobre ríos que pasan por varias autonomías, y recalcó que no aclarar la situación «provocará problemas internos serios». Este experto indicó que la crisis del agua cada vez es mas grave, lo que está forzando a Estados y a organizaciones internacionales a emplear todos los medios posibles para solucionar el problema. Gutiérrez Espada, que habló en su intervención del agua como factor de cooperación y conflicto, elogió el papel que tiene el tribunal de las aguas de Valencia como institución judicial de resolución de conflictos en el tema del agua. Puso como ejemplo además lo ocurrido en Sudán en febrero de 2003, donde fallecieron doscientas mil personas en un conflicto armado en parte derivado por la falta de agua y la miseria, si bien un descubrimiento por teleobservación ocurrido este verano, donde se vieron lagos subterráneos de agua, podrían llevar a la paz con una perforación de mil pozos de agua, solucionando así la peor tragedia humana del siglo. De la importancia del agua, explicó que un hombre no puede pasar mas de tres días sin beberla, pero podría pasar tres semanas sin alimento, y criticó a Occidente por malgastar un recurso tan importante, con un gasto que en España se sitúa en 280 litros diarios por persona, cuando el requerimiento mínimo para beber es de diez litros. Comentó que uno de los mayores obstáculos en el conflicto entre Israel y Palestina radica en lograr un pacto aceptable sobre la gestión y el uso de las aguas del río Jordán. Recordó que en la guerra de Irak de 1991 unos bombardeos en centrales eléctricas causaron de modo involuntario una afección al tratamiento de las depuradoras de ese país, cuyo mecanismo de bombeo funcionaba con energía eléctrica, ocasionando un incremento de gastroenteritis infantil y de aguas contaminadas. En este sentido, indicó que el derecho internacional en caso de conflicto bélico contiene protección hacia las aguas, y citó la convención de Ginebra que protege instalaciones de agua potable, pero consideró necesario añadir normas de protección ambiental. Finalizó su intervención con una oración egipcia, de la época de Akenatón, en la que demandaba la crecida del Nilo a los dioses, y que finaliza con la frase «tráenos el agua para todos». Por otra parte el consejero de Presidencia, Juan Antonio de Heras, dijo hoy en la XXII Jornadas de la Asociación española de profesores de derecho internacional que se celebra en Murcia que hoy en día «nadie discute los oleoductos o los gasoductos, pero a la hora de hacer acueductos, no sería posible ni el que acometieron los romanos en Segovia». De Heras recalcó que haría falta en España una política de Estado en materia de agua como se llevó a cabo cuando se aprobó el Plan Hidrológico Nacional que incluía el trasvase del Ebro, al tiempo que criticó la actual situación en la que se habla de blindar cuencas hidrográficas y reformas estatutarias que incluyen derechos excluyentes en agua. Recordó que los indígenas que en 1855 vendieron Washington advirtieron a los compradores que los ríos «eran nuestros hermanos», un derecho natural que, según dijo, se ha perdido, «y ni en nuestro país estamos logrando salvar principios que debieran estar fuera del debate». Indicó que la mayoría de países europeos tienen sus cuencas hidrográficas interconectadas que en algún caso conllevó un comercio fluvial fructífero, pero, en cambio, «en España la interconexión se ha convertido en un elemento de confrontación y conflicto», afirmó. Juan Antonio De Heras dijo que la postura de Murcia «es clara, y es ser partidaria de que el agua que sobre, sea excedentaria, no tenga valor ambiental o productivo, que pueda aprovecharse donde haga falta, y en Murcia hace falta, con un déficit estructural que supone que necesita una aportación de caudales externos».

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