El temporal remite y deja los embalses de la CHJ al máximo nivel de la última década

El temporal de frío y nieve que ha azotado la Comunitat Valenciana en la última semana empezó a remitir ayer con una sorpresa, esta vez sí, agradable. Los embalses de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) han recibido una inyección extra de agua y ya rozan, con 1.200 hectómetros cúbicos, el 36% de su capacidad. Éste es el nivel máximo de agua embalsada de los últimos diez años en las cuencas de la CHJ durante un mes de enero. Fuentes del organismo estatal en Valencia destacaron que las abundantes precipitaciones desde principios de año han posibilitado esta rápida «recuperación» de las reservas hídricas después de un «verano y un otoño bastante secos».
En opinión de la CHJ, el relleno de los embalses es un signo de tranquilidad para el campo y las ciudades. Para el Ministerio de Medio Ambiente supone algo más. Estas lluvias, según fuentes del ministerio consultadas por Europa Press, garantizan la reserva de agua durante la primavera, tanto para riego como para abastecer la población, y dejan atrás la preocupación del Gobierno sobre una nueva sequía que pudiese derivar en restricciones en el suministro.
El volumen de agua en los pantanos de la CHJ ha crecido un 20% en un mes, pasando de los 997 hectómetros cúbicos del 7 de diciembre a los 1.200 evaluados ayer. En enero del año pasado, el conjunto de los embalses sumaba 955 hm3. Pero es más revelador observar los volúmenes de agua embalsada en la segunda semana de enero de los años anteriores. En 2008 había 698 hm3. En 2007 eran 486 hm3 -menos de la mitad que ahora-. Y en 2006, los embalses se quedaban en 677 hm3, apenas el 20% de su capacidad total. En ningún año desde 2000, en fin, se había llegado al nivel actual. Además, la CHJ confía en que el nivel del agua embalsada «todavía suba más en las próximas semanas».
Tras una madrugada con mínimas de -1 ºC en Pinoso y 0 grados en Xàtiva, la Conselleria de Gobernación retiró ayer la a preemergencia por nevadas en la provincia de Alicante y en el litoral sur de Valencia. La situación de Emergencia 1 por nieve se mantenía anoche en el norte y el interior de Castelló, y en los Serranos, el Rincón de Ademuz, el Valle de Ayora y Requena-Utiel.
Una gran columna de vapor surgió ayer de la central de ciclo combinado en Sagunt. El fenómeno ya comienza a ser habitual y se produce cuando entran en contacto con la atmósfera las emisiones de vapor de la planta. La diferencia térmica crea esta impresionante nube que ayer adoptó una imagen espectacular al coincidir las bajas temperaturas con la nitidez de los cielos. Los primeros días de funcionamiento de la central provocó más de una llamada al teléfono de emergencias.

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La CHJ pide a los regantes que ahorren agua ante la escasez de precipitaciones

La Confederación Hidrográfica del Júcar ha pedido «cautela» a los regantes ante el dramático descenso de las precipitaciones y sus consecuencias negativas sobre los caudales que están entrando en los embalses. Técnicamente no hay todavía ningún sistema hidrológico en situación de riesgo, e incluso el volumen de agua almacenado actualmente en los embalses es un 24,8% superior al que había en las misma fecha del año pasado y hasta .
Sin embargo existen indicios muy preocupantes que «invitan a actuar con prudencia», aseguró ayer el presidente de la CHJ Juan José Moragues. Al respecto, la comunidad científica dispone ya de evidencias de que dicha sequía es consecuencia directa del cambio climático, y no de un simple ciclo seco que pudiera disminuir las lluvias. Así lo ha manifestado también el Premio Jaime I de Medio Ambiente, José María Baldasano, quien además ha añadido que dicho cambio climático es una responsabilidad humana.
De momento no existe ninguna petición o recomendación formal para restringir caudales; tan solo una «invitación» a reprimir cualquier tentación de usar alegremente el agua que tanto ha costado almacenar.
La precipitación media parcial desde que comenzó el año hidrológico el pasado 1 de octubre ha sido de apenas 24 litros por metro cuadrado, la peor desde hace 20 años y casi la mitad de la que se registró en los años previos a la terrible sequía de 1994.
Otro dato: en el último mes, los embalses de la cuenca del Júcar han ido perdiendo agua cuando lo normal en este periodo es que se produzcan importantes recargas del sistema, especialmente en los pantanos que se benefician de los frentes atlánticos.
«Los regantes saben tan bien como nosotros que no está entrando agua a los embalses y por tanto son los primeros en actuar con responsabilidad», dijo Moragues, que esta misma semana convocó a las comisiones de desembalse de los principales sistemas hidrográficos de la cuenca del Júcar para exponer la situación.
Por parte de la confederación se siguen ajustando al máximo los caudales y se han levantado ligeramente las restricciones sobre el embalse de Tous para almacenar unos pocos hectómetros cúbicos más de los que contemplan las normas de explotación.
Así, las salidas de agua en los embalses de Alarcón y Contreras se han reducido desde los 56 hm3 de 2008/2009 a apenas 30,3 hm3 este año, mientras las entradas se encuentran muy por debajo de las del pasado año.
Un ejemplo: en 2008 la suma del caudal medio de entrada a los embalses de Alarcón y Contreras era de 8,80 metros cúbicos por segundo mientras que en la pasada semana era de apenas 3,26m3/segundo. En el Túria ha pasado de 6,5 m3/segundo a 4,4 y en Arenós (Sistema Mijares), de 6,78 a 3,41 m3/segundo.
No obstante estas cifras, el agua almacenada en este momento en los embalses de la Confederación del Júcar supera en un 37,8% a la de la media de los últimos cinco años y es también un 38,6 % superior a la de la última década.

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La confederación pide a los regantes que ahorren agua ante la falta de precipitaciones

La Confederación Hidrográfica del Júcar ha pedido «cautela» a los regantes ante el dramático descenso de las precipitaciones y sus consecuencias negativas sobre los caudales que están entrando en los embalses.
Técnicamente no hay todavía ningún sistema hidrológico en situación de riesgo, e incluso el volumen de agua almacenado actualmente en los embalses es un 24,8% superior al que había en las misma fecha del año pasado y hasta .
Sin embargo existen indicios muy preocupantes que «invitan a actuar con prudencia», aseguró ayer el presidente de la CHJ Juan José Moragues.
De momento no existe ninguna petición o recomendación formal para restringir caudales; tan solo una «invitación» a reprimir cualquier tentación de usar alegremente el agua que tanto ha costado almacenar.
La precipitación media parcial desde que comenzó el año hidrológico el pasado 1 de octubre ha sido de apenas 24 litros por metro cuadrado, la peor desde hace 20 años y casi la mitad de la que se registró en los años previos a la terrible sequía de 1994.
Otro dato: en el último mes, los embalses de la cuenca del Júcar han ido perdiendo agua cuando lo normal en este periodo es que se produzcan importantes recargas del sistema, especialmente en los pantanos que se benefician de los frentes atlánticos.
«Los regantes saben tan bien como nosotros que no está entrando agua a los embalses y por tanto son los primeros en actuar con responsabilidad», dijo Moragues, que esta misma semana convocó a las comisiones de desembalse de los principales sistemas hidrográficos de la cuenca del Júcar para exponer la situación.
Por parte de la confederación se siguen ajustando al máximo los caudales y se han levantado ligeramente las restricciones sobre el embalse de Tous para almacenar unos pocos hectómetros cúbicos más de los que contemplan las normas de explotación.
Así, las salidas de agua en los embalses de Alarcón y Contreras se han reducido desde los 56 hm3 de 2008/2009 a apenas 30,3 hm3 este año, mientras las entradas se encuentran muy por debajo de las del pasado año.
Un ejemplo: en 2008 la suma del caudal medio de entrada a los embalses de Alarcón y Contreras era de 8,80 metros cúbicos por segundo mientras que en la pasada semana era de apenas 3,26m3/segundo. En el Túria ha pasado de 6,5 m3/segundo a 4,4 y en Arenós (Sistema Mijares), de 6,78 a 3,41 m3/segundo.
No obstante estas cifras, el agua almacenada en este momento en los embalses de la Confederación del Júcar supera en un 37,8% a la de la media de los últimos cinco años y es también un 38,6 % superior a la de la última década.

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El Júcar se desborda y anega cientos de hectáreas de naranjos en Alberic

Los habitantes de la Ribera nunca se acostumbran a las lluvias. Cuando el cielo se abre, viejas desgracias asoman en la cabeza. Y es que, con todas los problemas que han padecido durante siglos la cuenca del Júcar, ha habido un sinfín de daños e incluso víctimas. Durante los dos últimos días, los vecinos de la parte baja del Júcar han estado con el miedo en el cuerpo porque la confluencia entre el Júcar y su afluente, el Albaida, a la altura de Alberic, puede desencadenar un tragedia.

Los vecinos de la zona, esta vez, y hasta el cierre de esta edición, han tenido suerte, ya que la fuerte tromba de agua que venía desde el Albaida se mezcló con las del Júcar e inundó cientos de hectáreas de naranjos en el término municipal de Alberic.

De ahí no pasó al casco urbano, pero la imagen desde la urbanización Sant Cristòfol era dantesca, ya que un inmenso pantano inundaba campos, caminos y casetas. Y menos mal que desde el pantano de Bellús no se habían abierto las compuertas, «si no, aquí se pudo montar algo parecido a la riada de 1987, ya que el agua hubiera inundado parte del casco urbano de Alberic y las localidades aguas abajo, como Benimuslem o Alzira, y agravar las inundaciones producidas por el barranco de Barxeta en Cogullada y en las partes más bajas de Carcaixent», señaló un labrador de Alberic que volvía a ver atónito la mezcla explosiva del Albaida con el Júcar.

El delegado del Gobierno, Ricardo Peralta, manifestó ayer que no es probable que se vean afectados núcleos urbanos, aunque «hay que seguir la evolución de las precipitaciones». Y es que la amenaza de gota fría continúa aunque con menor fuerza que en la madrugada del pasado lunes, cuando se temió lo peor.

Cabe reseñar que la pedanía de Cogullada en Carcaixent volvió a inundarse, algo muy frecuente, al desbordarse el barranco de Barxeta, aunque el agua no llegó a entrar en las casas.

Josefa Romero, vecina de esta barriada, explicó a LAS PROVINCIAS que estas inundaciones «son lo de siempre, llueve por Albaida y el Barxeta nos anega. Hemos pasado un poco de miedo, aunque tengo 55 años y estoy acostumbrada ya a todo esto».

Esta ciudadana achacó este tipo de inundaciones «a las rotondas que se han construido y que hacen de barrera, ya que el agua venía en sentido contrario».

En Carcaixent también se inundó la zona de la calle de La Pau, donde en la noche del lunes el agua llegó a medio metro. Los vecinos tuvieron que tabicar con ladrillos las puertas.

En Polinyà, el Júcar ha vuelto a jugarles una mala pasada, ya que los operarios del Ayuntamiento tuvieron que cerrar unas compuertas de seguridad, por lo que el agua salía por las alcantarillas.

Otros puntos críticos en la Ribera fueron la desembocadura del Magro en el Júcar, la inundación del barranco del Tramusser entre Benifaió y Almussafes y otros cauces en la Vall dels Alcalans.

En Benicull, los vecinos se temieron lo peor, ya que la mayoría de los accesos a esta localidad estaban inundados, aunque la población no llegó a estar incomunicada en ningún momento.

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Un 20% menos de agua para el Júcar

El Júcar y el Cabriel, solo Júcar a partir de Cofrentes, son a dia de hoy dos ríos «desconocidos» para quienes han vivido de sus aguas desde hace siglos. Cada vez llega menos agua a Cofrentes y a Tous, tanto si se considera el «régimen natural»—?una especie de ficción que remienda las cifras de caudales ignorando la existencia de embalses y de tomas situadas aguas arriba— como si el estudio de turno considera los caudales que realmente están llegado a Tous, una vez superado el tramo hidroeléctrico del río donde solo reina Iberdrola.
Uno de los grandes debates abiertos de cara a la negociación del próximo plan hidrológico es alcanzar con carácter previo un acuerdo de mínimos sobre cuáles son en realidad los caudales disponibles; después ya se hablará de cómo repartirlos.

A simple vista
En el Sistema Júcar-Cabriel, las últimas cifras son desesperantes, consecuencia en parte de los usos del agua en Castilla-La Mancha y de una reducción de la infiltración. Los últimos documentos oficiales hablan de descensos del 20%, suficiente para que los paisanos de Cofrentes lo noten a simple vista.
A su entrada en Valencia, el río Júcar es casi un barranco, apenas un hilo de agua que se abre paso con dificultad entre las cañas pese a las tormentas de los últimos días. Se trata de una situación artificial provocada por el desvío del río en el embalse del Molinar, que lleva el caudal del Júcar a través de un túnel de casi 17 kilómetros para dejarlo caer cerca de Cofrentes, en la central hidroeléctrica de Basta… pero en el río Cabriel. Es, junto a la refrigeración de la vecina central nuclear de Cofrentes, el primer gran aprovechamiento económico del Júcar en territorio valenciano.
José Guedes trabajó en la construcción del túnel que desvió para siempre el Júcar hasta que sufrió un terrible accidente. «Baja menos agua: solo hay que ver que en el salto de Basta hay tres turbinas y una auxiliar que trabajaban a tope en las horas punta y que ahora apenas las arrancan».
Muy cerca de allí, Francisco Prados, un joven emprendedor, rememora la vinculación de Cofrentes al agua. «Siempre vivimos de los ríos, como gancheros transportando madera y de las huertas hasta que llegó la nuclear… y seguramente tendremos que volver a vivir de ellos cuando cierre de central».

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El ´fallido´ embalse de Contreras

El pantano de Contreras, construido para garantizar el agua de Valencia y los regadíos del canal Júcar-Turia, es uno de los grandes fracasos de la planificación hidráulica en España. O alguien no hizo bien los números o la naturaleza se la jugó a los técnicos del entonces Ministerio de Obras Públicas. Diseñado para recibir unas aportaciones medias anuales de 618 hectómetros cúbicos, solo en contadas ocasiones ha superado esta cifra y la media real se sitúa en 366 hm3, casi la mitad de los previsto. Además tiene filtraciones, aunque controladas. Sin embargo, en la medida que Castilla-La Mancha se engancha a las aguas de Alarcón y el río Júcar se desangra, Contreras se queda con el papel de embalse «valenciano» y como última garantía para el sostenimiento de los usos tradicionales y nuevos-incluidos los medioambientales- del río «principal» hasta ahora: el Júcar. j.s.valencia

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Gregorio López´El río Cabriel ya ha comenzado a morir´

Gregorio López, una de las pocas voces críticas con la gestión del agua que se hace en Castilla-La Mancha, asegura en su "blog" que el río Cabriel, el último río casi virginal que conocen los valencianos y sostén del Júcar "ya ha comenzado a morir". En Casas Ibáñez se han secado 20 manantiales que alimentaban el río y se habla de un centenar en La Manchuela. El proceso de degradación puede haber comenzado

Sin agua
Las fuentes se secan
En la carretera nacional N-322, entre Villatoya y Casas Ibáñez, existe, bien visible para los conductores, una fuente que durante años fue parada obligada para viajeros que buscaban el frescor de sus aguas y la sombra de sus árboles. Hace casi una década que dejó de manar. El fenómeno se repite a lo largo de todo el cañón del Cabriel, especialmente en las laderas que vierten del lado de Albacete, y cada vez a más profundidad. Solo en las zonas más próximas al río, donde el cauce se encuentra a 400 metros sobre el nivel del mar, casi 300 metros por debajo del nivel de la llanura manchega, los manantiales se mantienen activos y alimentan pequeñas huertas como la de Cilanco, en Villatoya, con productos de gran calidad que se comercializan en los mercados de la zona

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Cipriano Escribano: «Estamos premiando a los que sobreexplotan el acuífero manchego»

­Lo mejor que le llaman en su propia casa es «radical», aunque Cipriano Escribano es un tipo pausado que se crió a la orilla del Júcar y cuyo único pecado es disentir de la opinión mayoritaria, casi monolítica, sobre la agricultura de regadío que se practica en Albacete.
Alguien se imagina qué ocurriría en Valencia si unos particulares secaran el Júcar?, o el Turia? La revuelta seria descomunal y seguramente la universidad estaría al frente de la misma. En la Mancha no hay voces discordantes.
«La misma élite, casi todos terratenientes, que transformó el secano en regadío, tienen vinculos directos con la élite universitaria que negocia al frente de los regantes el primer Plan Hidrológico del Júcar. Más tarde se han ido creando infraestructuras universitarias donde se ha situado mucha gente que vive del estudiar del regadío. Hay muy pocos técnicos que puedan levantar la cabeza y si aspiran a ser alguien aquí no lo hacen. Luego está Bono, José, que ha gobernado —todavía gobierna, aunque esté José María Barreda— con los apoyos de la derecha. Siempre se ha puesto de lado de los depredadores del río hasta el punto de declarar ?de interés regional? un campo de golf que riega en la zona donde se seca el río», apunta como posibles causas del silencio Cipriano Escribano.
Esta confluencia de intereses hace de los regantes castellano-manchegos unos negociadores temibles. En este sentido, Escribano, que participa en los debates previos al nuevo plan hidrológico del Júcar, alerta de posibles estrategias. «Desde la primera reunión, regantes y Junta de Comunidades han puesto el grito en el cielo con el tema de la nueva demarcación Júcar, pidiendo que se desgaje la Albufera del Júcar y se separe el Vinalopó y l´Alacantí, pero es una estrategia para desviar el foco y que no se discuta el verdadero problema: el exceso de superficies de regadío y el uso abusivo del acuífero que condiciona kilómetros y kilómetros del Júcar».
Cipriano, que representa en la Confederación Hidrográfica del Júcar a Ecologistas en Acción, no cree en las cifras que ofrece la Junta Central de Regantes de la Mancha Oriental. No se fía ni de los datos del satélite, que maneja la junta — «¿cómo se explica que el Marques de Larios haya aumentado en 400 hectáreas su regadío?», se pregunta— , y asegura que incluso aceptando las cifras de extracción que declaran los regantes— algo más de 300 hm3/año— la explotación sostenible «no debería superar la cifra de 120/130 hm3/año».

Negocio para unos pocos
Asegura que la propiedad de la tierra en Albacete estaba en manos de «diez personas» que estaban «arruinadas» por los secanos en los años setenta. «Después se convierten al regadío, ilegal, y llega el Plan del Júcar que los regulariza todo y los hace millonarios».
«De algún modo lo que hemos transmitido al ciudadano es que a quien sobreexplota un acuífero que en teoría es agua de todos los ciudadanos se le premia: a los del Vinalopó, a los del Guadiana, en el Júcar. Es negocio explotarlos, sobreexplotarlos y es negocio también recuperarlos para los mismos que los han arruinado. Es como si yo sobreexplotara mi cuenta corriente y vinieran después la Administración a ingresarme. Un desastre», concluye.

Al milímetro- Con el alma en un puño
Cuando llega el verano y los pozos próximos al río exprimen con fuerza el acuífero, el Júcar puede secarse en un tramo que en 2004 llegó a ser de 40 kilómetros. La CHJ ha instalado un aforo cerca de Cuasiermas para seguir en directo la evolución del río y tener margen para responder, antes de que se seque, aumentando los desembalses desde el pantano de Alarcón.

Soledad- Un desierto de piedra caliza
La imagen de Cipriano Escribano paseando cabizbajo por el lecho seco del Júcar apenas tuvo repercusión en Castilla-La Mancha, en cuyos medios de comunicación existe unanimidad en el tratamiento de los problemas que afectan al Júcar: la responsabilidad es de los valencianos, que se llevan el agua; de que no llueve, o de la Confederación, que gestiona «mal» las compuertas de Alarcón.

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Francisco Belmonte: «Va a ser difícil que lleguemos a acuerdos»

Francisco Belmonte fue el primer presidente de la Junta Central de Regantes de la Mancha Oriental y vivió intensamente el proceso de negociación del Plan Hidrológico del Júcar (1997), del que se siente «en parte» artífice y orgulloso de su aportación. De cara al nuevo Plan Hidrológico cree que el acuerdo va a ser «mucho más difícil» pese a que, insiste, «no hay reivindicaciones nuevas. Queremos que se cumpla el Plan de 1997». Belmonte sostiene que el dibujo de aquel plan permitía una explotación sostenible del acuífero y su recuperación, pero advierte que «no se ha cumplido». «No echamos la culpa a nadie, pero.. : había un apartado de sustitución de bombeos con aguas superficiales, un plan de modernización del regadío valenciano y la elaboración de unas normas de explotación que son básicas para que el plan funcione y que no existen». Belmonte cree que si se hubiera cumplido con la fase de sustitución de bombeos, para la que el PHJ destinaba 80 hectómetros cúbicos—solo un año recibieron 21 hm3 y el resto en torno a los 10 hectómetros—, el acuífero se habría recuperado «de forma espectacular». El líder de los regantes manchegos se enorgullece de presidir una organización «transparente» y se desmarca de las posiciones de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, aunque coincide en todo con sus reivindicaciones: desligar la Albufera del Júcar para ganar peso en la gestión del río, que la Generalitat asuma la gestión de sus ríos y que las restricciones medioambientales las asuman «todos» y no solo los castellano manchegos. j.S. albacete

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El clima marca el ocaso del Júcar

El Júcar ha perdido un 20% de sus recursos en la cabecera del río en los últimos 30 años. El dato figura en la documentación que la Confederación Hidrográfica del Júcar, del Ministerio de Medio Ambiente, prepara para el próximo Plan Hidrológico de la Demarcación Júcar. Sin embargo, solo unos pocos, desde Tragacete a Cullera, piensan en rebajar la presión sobre sus aguas. La batalla, ahora, se libra en los despachos y en los centros de poder, mientras unos pocos ecologistas y ciudadanos aspiran a colarse en estos debates junto a regantes, empresas hidroeléctricas y las administraciones como nuevos «usuarios» que solo aspiran, paradójicamente, a «usar» el agua garantizando que pueda correr por los cauces.
En el plano técnico no existen dudas. Durante los últimos años se debatió si convenía diseñar la planificación del Júcar usando la serie de datos estadísticos que arranca en 1940/41 y termina en 2005/2006 (serie larga y, por tanto, más fiable) o fijarse únicamente en la realidad de los años transcurridos entre 1980/81 y 2005/2006 (serie corta). Al final el ministerio tiró por la calle de enmedio y obligó a realizar los balances con ambas series.

Un difícil encaje
En la Oficina de Planificación Hidrológica de la Confederación Hidrográfica del Júcar, su responsable, Javier Ferrer Polo, trata de casar recursos con demandas mientras toma nota de las aspiraciones de viejos y nuevos usuarios. Javier Ferrer destaca la importancia de estos datos, de cuyo análisis se derivan «importantes» repercusiones en el establecimiento de las nuevas asignaciones y reservas de agua del Júcar. Si se habla de los recursos en cabecera, existen diferencias notables entre la serie larga y la corta. «Llueve menos y llueve en épocas en las que se generan menos escorrentías e infiltración», resume Ferrer.
En el análisis de la infiltración -el agua que llega a introducirse en los acuíferos para después alimentar el río a través de manantiales- se encuentran diferencias apreciables. Existe un redistribución del patrón de precipitación de forma que las cabeceras de los ríos Júcar y Cabriel reciben aproximadamente un 20% menos de precipitación útil transformada en infiltración, aunque en realidad la precipitación media «solo» haya descendido en un 10,1%.
Manuel Nieto, geólogo y profundo conocedor del acuífero kárstico en el que nace el Júcar, pero también el Tajo y el Guadalaviar, apunta a otras posibles causas en la reducción de la «lluvia útil» derivadas del incremento de la vegetación. «Ahora hay más cubierta vegetal, por abandono de la actividad agrícola y forestal, y muchas veces no llueve los suficiente para que el agua llegue al suelo y se infiltre».
Sea cual sea la causa, los datos asustan: con solo un 10,1% menos de precipitación en la serie corta, la infiltración se ha reducido un 21,2% y el agua que llega al embalse de Alarcón es un 28,7% inferior a la de la serie larga.

Sólo paisaje
Pese a la magnitud de estas cifras, el descenso en las aportaciones no parece preocupar en Cuenca, donde el uso del agua del Júcar ha sido siempre marginal. Unos pocos campos de cultivo -en esta zona del Alto Júcar los regadíos ocupan tan solo unas 5.100 hectáreas- y una ciudad que se mantiene estable en torno a los 50.ooo habitantes, no suponen una gran merma para el río, que sí ha sufrido durante años problemas de contaminación urbana solo resueltos parcialmente en la última década. Más aún, prácticamente desde su nacimiento hasta que el río Júcar entrega sus aguas en el embalse de Alarcón, no existen problemas apreciables en el río más allá de los importantes descensos de caudal observados en los últimos años. Unos pocos campos de girasol, que este año no han sido regados por el encarecimiento de la tarifa eléctrica, y el conflicto permanente entre los usos turísticos del río -entre la Laguna de Uña y Cuenca existen negocios que anuncian paseos en piragua- y los hidroeléctricos, son las únicas preocupaciones de quienes tienen puestos sus ojos en el Júcar.
El problema aquí no son los posicionamientos políticos más o menos justificados, ni la búsqueda de un equilibrio entre desarrollo y sostenibilidad. En Cuenca, que recientemente ha visto asegurado su suministro de agua potable con una nueva conducción desde el espectacular «Ventano del Diablo» hasta la potabilizadora de la ciudad, el enemigo del río Júcar es el cambio climático, o como quiera que se llame el fenómeno meteorológico que está reduciendo las precipitaciones y las saca del invierno robándoles una eficacia que se ha mantenido durante siglos.

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