Agua Subterránea: ¿Cuándo pasaremos de la retórica a las actuaciones?

Recursos de agua subterránea, gestión conjunta de aguas superficiales y subterráneas, recarga de acuíferos…son tópicos continuamente repetidos por responsables de las políticas de agua en nuestro país desde que las aguas subterráneas se integraron en el dominio público del agua, por la Ley de 1985.

En estos 26 años ha habido un aprovechamiento masivo de estas aguas debido principalmente a la iniciativa privada. Son decenas de miles las hectáreas de nuevos regadíos que se han implementado con este recurso, a pesar de que existen grandes lagunas en el conocimiento de muchos acuíferos y verdaderos agujeros negros en su gestión; que ha abocado, en no pocos casos a situaciones indeseables.

Cuando he planteado estas cuestiones a muchos responsables políticos, han terminado reconociendo, unos que las aguas subterráneas son las hermanas pobres, otros que son las huérfanas de las políticas de aguas. Sin embargo siguen presentes en la retorica de todos.

No voy a glosar aquí el importante papel que desempeñan las aguas subterráneas como recurso, en el medio ambiente y la cultura tradicional.

Las aguas subterráneas tienen aun un largo camino por recorrer en nuestro país, pero son necesarias: investigación, innovación tecnológica y financiación y sobre todo un marco normativo adecuado, que la legislación actual no satisface.

En el año 2005, por invitación del entonces Director General de Aguas, D. Jaime Palop, se constituyo un Grupo de trabajo en aguas subterráneas independiente, formado por personas procedentes de centros de investigación, comunidades de usuarios, empresarios, asociaciones profesionales y profesores universitarios.

Este Grupo de trabajo recibió el encargo de analizar la práctica de la gestión del agua y mediante la consulta al mayor número posible de colectivos implicados en las aguas subterráneas, proponer medidas conducentes a la mejor gestión de este recurso. De forma que la propuesta de reforma tuviera una amplia base social que recogiera las aspiraciones, opiniones y estudios de los colectivos involucrados: usuarios de diversos sectores, profesionales, técnicos, asociaciones que velan por el medioambiente, administraciones, etc.

Los trabajos realizados durante tres años se coordinaron desde la Universidad Autónoma de Madrid, por considerársela terreno neutral, aunque se conto en todo momento con el apoyo inestimable del personal de la Subdirección General de Gestión Integrada del Dominio Público Hidráulico.

Se realizaron 18 reuniones técnicas, 23 reuniones de convocatoria libre en 7 ciudades diferentes, información en Web y debate permanentes de diferentes borradores en on line. Con la participación de más de 900 personas interesadas, de regantes, usuarios diversos, organizaciones agrarias, sindicatos, profesionales de diversas titulaciones, centros de investigación, universidades, etc.

El resultado, filtrado jurídicamente por dos catedráticos en Derecho Administrativo expertos en legislación de agua, fue un gran número de propuestas que se presentaron a la Dirección General, estructurada en propuestas articuladas de reforma a la Ley de agua, propuestas de modificación del Reglamento de Dominio Público hidráulico, Guía de propuestas generales de actuación y Acciones de acompañamiento.

De las propuestas presentadas, la de reforma de la Ley de aguas, paso por el Consejo Nacional del Agua y a continuación a perderse en un cajón de los despachos ministeriales. Algunos aspectos de las propuestas de modificación del Reglamento de Dominio Público Hidráulico, fueron recogidos en su última modificación y nunca más se supo de las iniciativas y propuestas restantes. Esto ha motivado un fuerte sentido de frustración en los centenares de personas que participaron con sus ideas y perdiéndose una vez más la oportunidad de mejorar la gestión de las aguas subterráneas.

Desde aquí pido a los nuevos responsables de las políticas de agua que desempolven la documentación citada, la analicen, modifiquen lo que consideren debe ser modificado y den un paso decidido para contribuir a mejorar la gestión del agua subterránea, que constituye la mitad oculta del ciclo natural del agua y si no se gestiona bien esta mitad nunca tendremos una buena gestión del agua en España. 

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