Avanza la degradación de las zonas recuperadas en el Júcar, desde La Marmota hasta el Charco Azul

La provincia de Albacete dispone de un gran número de parajes naturales entre ríos y montañas que todo aquel amante de la naturaleza puede disfrutar de ellos, en condiciones inmejorables. El problema viene cuando el medio ambiente comienza a ser castigado, una veces por el clima, y otras muchas -como ocurre ahora- por culpa de la invasión de especies exóticas y de personas irresponsables, que cuando pasan el día en el campo no son capaces de recoger sus restos y desperdicios y depositarlos en lugares en los que no se entorpezca el equilibrio ecológico.

Hace dos años se rehabilitaba la ribera del río Júcar, desde La Marmota a Valdeganga, pasando por El Torcío, Las Mariquillas o el Charco Azul. El plan sirvió, entre otras cosas, para crear descansaderos a lo largo de la ruta y de otras zonas más amplias para el ocio. Con ello se perseguía ordenar los usos y evitar que aquellos que visitan el río en su tiempo de ocio, dañen los parajes naturales, algunos ya degradados.

Las remodelaciones quedaron impecables, pero hoy en día y debido a la falta de mantenimiento continuo, algunas de esas zonas muestran un aspecto muy diferente al de aquel entonces.

¿Responsables?

En ocasiones la culpa recae en los pescadores y se comenta que son ellos los que no tienen cuidado. Hector García Valera, presidente de la Sociedad Deportiva de Pescadores ‘El Enganche’, se defiende y explica que, «cada fin de semana pasan por esas zonas entre 80 ó 90 personas, con las familias y amigos, comen e incluso se bañan en zonas que no están habilitadas para tal actividad, esto no es reprochable, pero lo malo es que muchas de estas personas, mantienen un comportamiento incivilizado y dejan sus desperdicios por los lugares en los que han decidido pasar el día, sin preocupación alguna». García además comenta que si se recupera una zona o se mejora, luego debería continuar realizándose un mantenimiento periódico sino todo el trabajo que se hizo anteriormente es en vano y no sirve de nada.

El delegado de Agricultura y Medio Ambiente, Antonio Mompó, explica que le preocupa que la gente que va a estos lugares a comer, no retire su basura, «no podemos estar retirando las basuras de todo el mundo».

«Si todos colaboramos, podemos tener las zonas más limpias y esto es una cuestión de educación, pido a todo aquel que utilice el medio natural que no deje residuos en ese medio porque ensucian la naturaleza y lo pagamos todos», declaró el delegado.

Un paraje poco conocido

El Charco Azul es un lugar desconocido por los albaceteños excepto por los pescadores. Se llega hasta él desde Las Mariquillas, y pasando la zona de huertas de Valdeganga, quizá el paraje natural de más alto valor de todo el recorrido, de una gran belleza. En el Charco Azul confluyen los ríos Júcar y Valdemembra, y se habilitó una pasarela de madera para acercarse al agua, además de una zona de ocio con mesas y bancos para que los visitantes pudieran disfrutar del lugar.

En la actualidad la pasarela está invadida por la vegetación de la zona, que tras las lluvias de este invierno, crece a pasos agigantados. El delegado de Agricultura, justifica que «si la vegetación cubre las zonas que se remodelaron no es mala señal, ya que la flora se regenera allí donde la quitas y rebrota con más fuerza, y eso indica de que las condiciones son buenas y que el río lleva vida»; pero también reconoce que el mantenimiento de estos lugares es costoso y complicado «pues en el medio natural no puedes tener todo perfecto, ya que sigue su ciclo de vida y eso no se debe parar». Respecto a la zona de ocio se observa como el mantenimiento no se está llevando a cabo y los contenedores y papeleras están rebosando de desperdicios; el acceso para camiones de basura es complicado, pues los pasos son muy estrechos, pero la situación debería mejorarse, sin duda alguna.

Caudal del río Júcar

Uno de los principales problemas en el Júcar es que en muchos lugares su caudal depende de trasvases y de las eléctricas, lo que hace que varíe continuamente, cuando no debería ser así por el bien de flora como de fauna. Para Mompó, lo mejor sería que los caudales fueran continuos y si se producen cambios, que sean por culpa de la naturaleza y no del hombre, ya que en años anteriores hay tramos que han estado cerca de secarse y esto es un grave problema.

Desde la Junta de Comunidades se pide que tengan en cuenta las características biológicas del río para la conservación de las especies en mejores condiciones, «ya que un río es vida y lo que tiene que tener es agua constante para que no hayan desequilibrios», según manifiesta el delegado.

Por otro lado, el presidente de la Sociedad de Pescadores comparte esa opinión, y añade que en años anteriores los movimientos de caudal hacían que la zona se conservara mucho mejor, ya que las ramas eran arrastradas, la vegetación en las orillas también y en los fondos no había tanto cieno como actualmente por la falta de corrientes.

Esta falta de circulación provoca que con la subida de las temperaturas del agua, proliferen las algas y otro tipo de vegetación dañina, que causan una perdida de oxigeno en el agua, y a la larga habrá tramos que en vez de río, sean charcas.

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