Barreda reclama a la Región que se alce en armas y luche por el agua del Tajo

«Si hay una responsable de que no se apruebe el Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha se llama María Dolores de Cospedal porque es la secretaria general del PP, es la presidenta del PP en Castilla-La Mancha y porque votó una cosa en Toledo y otra en Madrid». Así de rotundo se mostró ayer José María Barreda, lejos de la imagen cauta de los últimos meses en aras de alcanzar un acuerdo con el Partido Popular. Ya con esa puerta cerrada tras el voto en contra de los populares a la reforma del Estatuto de Autonomía, el presidente regional acusó a Cospedal directamente de no ser responsable con la Comunidad. «A mi esos comportamientos no me gustan, porque no son coherentes ni responsables», dijo, al tiempo que consideró que quien dice una cosa en un sitio y hace la contraria en otro «no parece de fiar».
En este sentido, y tras asegurar que se siente más respaldado y arropado que nunca y de subrayar que lejos de «amilanarnos, nos llenamos de fuerza», aseveró que «mantendremos la bandera alta, la lucha permanente y la reivindicación continua».
Para el jefe del Ejecutivo autonómico, Cospedal tuvo una ocasión magnífica para que se aprobara el texto, ya que hubiera bastado con que diera la instrucción al GPP de votar a favor, «exactamente como lo hizo el Grupo Parlamentario Socialista». «Con ese gesto, con el voto favorable del PP hubiera bastado», rubricó.

Agua para beber. Contra esos datos objetivos de nada sirven a posteriores razonamientos que distorsionan la realidad, manifestó. Además, recordó, «no somos insolidarios, jamás negaremos agua para beber, pero la solidaridad empieza por nosotros mismos y la necesitamos, la necesitan nuestros agricultores, nuestros pueblos y ciudades, nuestros industriales».
Por todo ello, Barreda lanzó un mensaje de fuerza, de trabajo compartido, de reivindicación, de exigencia para que «a Castilla-La Mancha nos atiendan en los derechos que nos asisten».
La lamentable conclusión a la que el miércoles se llegó en el Congreso de los Diputados es triste para el Ejecutivo que preside Barreda, pero «tendremos más fuerza que nunca y mantendremos la lucha porque la escasez de agua no nos limite», aseguró.
Una lucha para la que también solicitó el apoyo de todos los castellano-manchegos, con independencia de ideologías políticas, la secretaria de Comunicación del PSOE de Castilla-La Mancha, Esther Padilla, quien aseguró además que la propuesta de su partido para que la reforma estatutaria vuelva a la Región, después de que la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados no alcanzara un acuerdo en torno al texto, «es firme».
En declaraciones a los medios durante la celebración del Comité de Dirección del partido regional ayer en Toledo, Padilla dijo que los populares «deben saber que no nos van a aburrir, que no nos van a quitar las fuerzas, porque frente al partido del no y la líder del no, está el líder del sí a Castilla-La Mancha, y a su desarrollo, que es el presidente Barreda», al tiempo que insistió reiteradamente en que su formación seguirá «luchando con la cabeza bien alta» por el futuro de la Región.

Nada de acuerdos. Reconoció que el presidente de Murcia, Ramón Luis Valcárcel «hizo lo que tenía que hacer», defender a su comunidad, mientras que Cospedal, denunció, no ha dado la cara. Preguntada sobre si estudian la posibilidad de alcanzar todavía un acuerdo con el PP durante el pleno en el que, previsiblemente, el PSOE solicitará la retirada del Congreso de la propuesta de reforma, Padilla, con el gesto serio, recordó que los populares han tenido tres años para lograr un pacto, pero «se les acabaron los plazos», sentenció.
Sobre la promesa electoral de Cospedal de firmar un «Estatuto de consenso» si sale elegida presidenta de la Comunidad en 2011, Padilla calificó de «esquizofrénico» tal augurio y tachó a la líder del PP de caradura por atreverse a manifestar algo así cuando el miércoles «consumó la mayor de las traiciones».
Al respecto, opinó que Cospedal sería una «excelente» candidata del PP a la Región de Murcia, pero aquí, en Castilla-La Mancha «lo que ha hecho es reirse de los castellano-manchegos», apostilló.  

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