El Gobierno admite en un estudio que el Júcar-Vinalopó tampoco permitirá regar

El Ministerio de Medio Ambiente prometió al modificar el trazado del trasvase Júcar-Vinalopó que la provincia de Alicante recibiría más agua, de mayor calidad y en menos tiempo. No obstante, la sociedad estatal que promueve la infraestructura, Aguas del Júcar S.A. (AcuaJúcar), admitió primero que la conductividad -nivel de sales disueltas en el agua- era superior a la prometida, y después descartó que el caudal del trasvase se pudiese destinar al consumo humano.

Sin embargo, y según los datos que maneja el propio Gobierno, el agua de la toma en el azud de la Marquesa, en Cullera -en la desembocadura del Júcar- no se podrá destinar ni siquiera a regadío. De hecho, la contaminación del agua multiplica por 600 el límite máximo que se permitirá una vez aprobada la modificación de la Ley de Aguas, impulsada por el mismo Ministerio.

Según una de las prospecciones realizadas por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), a la que ha tenido acceso ABC, el nivel medio de coliformes fecales -una bacteria cuya presencia se utiliza para medir la salubridad del agua analizada- al final del río Júcar es de 120.550 unidades por cada 100 mililitros (120.000 UFC/100 ml).

Aunque desde 1989 la mayoría de países se rige por los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece un límite de 1.000 coliformes por cada 100 mililitros, el anteproyecto de Ley de Aguas prevé reducir considerablemente dicho umbral. En la actualidad no existe legislación al respecto, pero el citado anteproyecto recomienda que el límite de coliformes no exceda las 200 unidades por muestra de agua.

El exceso de coliformes sobre las recomendaciones de Medio Ambiente se multiplica todavía más si el parámetro que se considera es el de los coliformes totales, y no sólo los fecales -de origen animal-. Según el mismo estudio, el nivel medio de bacterias de esta familia en el periodo analizado asciende a 2.645.000 UFC/100 ml.

Remitido a Bruselas

Los datos de contaminación corresponden a la prospección que la CHJ realizó cerca de la desembocadura del Júcar durante el pasado verano -entre los meses de mayo y agosto de 2006-, en la que analizó diversos parámetros. Si bien son varios los niveles que sobrepasan los recomendados, el caso más llamativo es el de los coliformes fecales, que superan ampliamente el límite de seguridad para utilizar el agua en regadío.

Por otra parte, la prospección se realizó en la estación JUJ602, en el Huerto de Mulet -cuatro kilómetros antes del punto donde el Gobierno construye la toma del trasvase-, y por tanto el agua está menos contaminada, si cabe, que en el azud de la Marquesa.

Curiosamente, este estudio se incluye entre la documentación que el Ejecutivo remitió a la Comisión Europea (CE), para solicitar la ampliación de la financiación con fondos FEDER, que se ha esgrimido como el principal aval para el cambio de trazado.

Los coliformes son unas bacterias de origen animal o vegetal, presentes en las heces -de ahí la diferenciación entre coliformes totales y fecales-, y que se reproducen en presencia de materia orgánica, como es el caso. Entre sus efectos se cuenta la fermentación de la lactosa a determinada temperatura, por lo que producen ácido láctico y gases.

Efectos nocivos

La presencia de coliformes como indicador de la seguridad en los alimentos se encuentra muy restringida -en el agua potable, por ejemplo, el número de coliformes debe ser igual a cero, mientras en los alimentos no puede superar un nivel mínimo-. Sin embargo, las bacterias disueltas en el agua de riego pueden introducirse en los cultivos regados con ese caudal.

Si se consumiesen los cultivos regados con un nivel de bacterias como el que muestra el referido informe, los efectos sobre el organismo -y especialmente sobre el aparato digestivo- podrían llegar a ser notablemente perjudiciales, según fuentes médicas consultadas por ABC. Así, aunque se finalice el trasvase propuesto por Medio Ambiente, se necesitaría, al menos, de un intenso proceso de depuración.

Pese a ello, AcuaJúcar hizo firme el cambio de trazado -propuesto por la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, en el verano de 2005- en junio con el inicio de las obras.

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