La CHJ cierra otro capítulo más de la historia reciente de Albacete

Hace escasos días, la Confederación Hidrográfica del Júcar publicaba el inicio de un expediente de extinción de un aprovechamiento hidroléctrico, un pequeño salto de agua en Valdeganga.

La extinción del aprovechamiento, situado en el paraje conocido como Los Frailes, no tendría nada de particular de no ser por un detalle: la fecha, pues esta concesión data del año 1903.

Esta concesión, en realidad, tiene mucha historia. Pues en este punto, en 1897, estuvo situada una de las primeras centrales eléctricas de la provincia de Albacete.

En aquella época, la industria eléctrica aún daba sus primeros paso. Para hacerse una idea, hacía tan sólo cuatro años que la corriente alterna se había impuesto a la continua como estándar.

Es entonces cuando, en Los Frailes, un grupo de inversores locales levantó lo que llamaron una «fábrica de electricidad» que llevó, por primera vez, la luz a Tarazona, Motilleja y Albacete.

En 1903, el Gobierno de la nación otorgó la concesión a un industrial albacetense, de nombre Francisco Garví. En 1910, desde Los Frailes, se generaban unos 450 kilovatios de potencia.

La fiebre de la luz. Pero este no fue un caso aislado. Entre las ultimas década del siglo XIXy el primer tercio del siglo XX, Albacete vivió una auténtica fiebre de la luz en un tramo muy preciso del cauce del Júcar.

Desde La Roda a Villa de Ves, el río tenía un caudal, un trazado y una pendiente ideales para construir centrales hidroeléctricas. En 1898, Francisco Gosálvez levantó la primera central de El Molinar, en Villa de Ves.

Siguieron otras, tanto en el Júcar como en el Cabriel. La Terrera, en Casas Ibáñez; Moranchel, en Jorquera; Batanejos, en Villalgordo; El Torcido, en Motilleja, o Bolinches, en Albacete.

Todas estas centrales, hoy en día, tienen la consideración de minicentrales, pues ninguna, salvo El Molinar, que fue ampliada, rebasaba el megavatio de potencia.

Hoy nadie, salvo los historiadores, lo recuerda, este sistema de centrales del Júcar no solo alumbró la provincia, sino que llegó mucho más lejos, a Valencia y Madrid, a través de una de las primeras líneas eléctricas de alta tensión que se levantaron en España.

A partir de los años 50, se inició un proceso de fusiones e integraciones empresariales en el sector de la energía. Y todas estas centrales acabaron siendo propiedad de una misma firma, Hidroeléctrica Española, hoy Iberdrola.

un breve renacimiento. Muchas de estas centrales cayeron en desuso, por falta de potencia y porque su tecnología quedó obsoleta. Pero el interés por las energías renovables hizo albergar esperanzas acerca de un posible renacimiento de estas centrales.

A partir de 1985, al amparo de la Ley de Aguas, se empezaron a otorgar nuevas concesiones para generación de energía eléctrica. El primer intento lo hizo la propia Iberdrola, a través de su división de energías renovables. Pero, en 2011, vendió casi todas estas minicentrales a la firma vasca Barbo Renovables.

Hoy en día, la firma mantiene en activo tres aprovechamientos, en La Recueja, Villalgordo y La Recueja. Pero otros, como El Torcido o Los Frailes, han caído en desuso en los últimos años.

El motivo de este nuevo retroceso tiene que ver, principalmente, con los vaivenes normativos que sufre el sector. En 2013, los nuevos impuestos a la generación eléctrica, el fin del régimen especial y un canon específico sobre las centrales minihidráulicas hicieron que muchas de estas instalaciones dejasen de ser rentables para sus concesionarios.

Así que estas fábricas de luz, como se llamaban hace más de un siglo, se han vuelto a apagar.

ENLACE A NOTICIA: http://www.latribunadealbacete.es/noticia/Z62A1AEE8-B61F-FF5B-165B7995E412386E/20140929/chj/cierra/otro/capitulo/mas/historia/reciente/albacete

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