La Plataforma por el Tajo sí reunió a todos los partidos

PREMIOS PADRE TAJO

Fundación Nueva Cultura del Agua.

Soledad Gallego, abogada ambientalista.

Julián Rebollo, presidente de los Municipios Ribereños de Entrepeñas y Buendía.

Joao Serrano, del colectivo ProTejo de Portugal.

Ángel Sánchez, empresario.

Lidia Yanel, presidenta de los Periodistas de Talavera.

LAS REACCIONES

JOSÉ FRANCISCO RIVAS ALCALDE DE TALAVERA DE LA REINA (PSOE)

«Nuestros ríos mueren por sobreexplotación. El Plan del Tajo debe ser el punto y final de este expolio y aberración»

CARMEN RIOLOBOS PORTAVOZ DEL PP DE CASTILLA-LA MANCHA

«Trabajaremos por la calidad de las aguas del Tajo y la cantidad de aguas para beber en el Alberche»

JOSÉ MARÍA DOMÍNGUEZ COORDINADOR DE IU

«Habrá que movilizarse, porque el Plan del Tajo no respetará lo que dice la normativa del agua»

La Plataforma en Defensa del Tajo y el Alberche de Talavera de la Reina volvió a reunir ayer a los ciudadanos en defensa de un río «que agoniza» y, un año después de la manifestación celebrada en la misma ciudad, prometieron «seguir luchando» y exigieron a los políticos «hechos, no palabras».

La Plataforma surgida del movimiento ciudadano congregó a miles de personas en Talavera de la Reina en un acto que fue unitario, sencillo y «una fiesta ciudadana».

En esta ocasión, como ocurrió el 20 de junio de 2009 y al contrario de lo que pasó el sábado en el acto organizado por el PSOE, se percibió unidad política, con presencia de dirigentes locales y regionales del PSOE, del PP, de Izquierda Unida y del Partido Castellano.

Los Jardines del Prado, donde hace un año concluyó la marcha de 40.000 castellanomanchegos, fue el lugar en el que se sucedieron actuaciones musicales y poéticas, y donde se entregaron los premios Padre Tajo y se leyó el manifiesto.

Un manifiesto leído por Miguel Ángel Sánchez, uno de los portavoces de la Plataforma, en el que se afirma «claro y alto» que «la lucha continúa» en defensa de dos ríos, el Tajo y el Alberche, que han estado «muertos, torturados, resecos; abandonados sin piedad por quienes desde sus cargos públicos tienen la obligación de velar por su

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