Los naranjos de la Ribera se mueren de sed y el río Júcar no tiene agua para poder regarlos

En plena fase de floración, la mayor parte de los campos de naranjos de la Ribera se están muriendo de sed y los agricultores temen perder la próxima cosecha. La Acequia Real del Júcar, la comunidad de regantes más grande de España, y las demás entidades que se surten de este río en la comarca ribereña, mantienen sin dotación de agua las parcelas que todavía se riegan ‘a manta’, mientras que sólo aportan caudal dos días por semana a los campos que están en riego a goteo.

José Vicente Torrent, presidente de la cooperativa Copal, de Algemesí, explicó ayer que casi todo el término municipal está sin agua desde hace varios meses y que los campos se encuentran en una situación de auténtica crisis, prácticamente en un punto » de no retorno». Si no se riegan enseguida ya no se podrá salvar la próxima cosecha naranjera. En algunos casos, el arbolado está perdiendo la hoja, literalmente «se muere de sed» y sus dueños ya temen perder la plantación.

Es, ni más ni menos, que la misma estampa dramática que desde hace años afecta a zonas más al sur, en las comarcas de la Comunitat Valenciana que dependen de los ríos Segura o Vinalopó. El rigor de la dura sequía se extiende igualmente con gravedad en el corazón de la provincia de Valencia.

José Vicente Torrent, que también es presidente de la Federación de Cooperativas Agrarias de la Comunitat Valenciana (Fecoav), indicó ayer que no entiende por qué las autoridades hidrológicas se empeñan en mantener en estos momentos sin dotación para riego a muchos miles de hectáreas, ya que, si no reciben agua pronto, de nada valdrá tenerla después. Sabe que el fondo de la cuestión está en que «los embalses del Júcar están bajo mínimos» y que se quiere reservar al máximo lo poco que queda, pero advierte que ahora es preciso regar para asegurar el futuro inmediato, «a la espera de que llueva o de que podamos tener alguna alternativa», porque, de lo contrario, una vez perdida la floración, ya no hará falta regar, porque habremos perdido también la producción de la próxima campaña».

En la Ribera no se están efectuando plantaciones de hortalizas porque no hay agua, salvo en casos esporádicos de agricultores que disponen de pozos, lo que va a derivar en una merma considerable de producción, de ingresos y de puestos de trabajo.

Torrent se muestra especialmente preocupado por este punto, ya que «si no tenemos agua nos quedaremos sin nada, pero el drama no se quedará sólo en el ámbito de los agricultores, afectará a los trabajadores, y no sólo a los del campo y de los almacenes de comercialización, sino también a los de multitud de subsectores que dependen de la fruta, como los transportistas, fábricas de envases, ceras y demás productos de tratamiento post cosecha de la naranja».

Copal es la cooperativa citrícola más grande. La mayoría de los agricultores de Algemesí pertenecen a ella, pero su situación problemática se repite en casi todos los municipios de la Ribera. El futuro de la naranja está en juego, como el del kaki y de otras frutas de verano; las hortalizas ya se dan por extinguidas en la zona. Si no hay agua, no habrá cosecha, y, sin producción, cundirá el paro y la ruina generalizada.

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