Piden medidas para evitar que el río Lezuza siga inundando explotaciones

Una gran laguna anega desde hace más de ocho meses fincas de varios agricultores de la zona de La Gineta

10.11.10 – 01:26 –

M. SÁNCHEZ | ALBACETE.

AFECTADOS

JULIÁN GARCÍA PROPIETARIO

«Pedimos que se dé una salida y que no haya perjuicios para nadie. No serían obras costosas»

FRANCISCO DENIA RENTERO

«He enviado escritos a la CHJ pidiéndole una solución e incluso una indemnización»

Nadie diría que las más de 12 hectáreas que aproximadamente ocupa la laguna ubicada en las cercanías de la aldea del Aljibarro, en el término municipal de La Gineta, hace unos ocho meses eran tierra de cultivo de varias fincas agrícolas. Hoy hasta esta laguna, donde incluso han crecido los juncos propios de los humedales, llegan bandadas de patos.

Todo ello en una laguna que trae de cabeza a los agricultores que se han visto afectados por su aparición propiciada por el desbordamiento del río Lezuza tras el abultado régimen de precipitaciones que se produjo el pasado año hidrológico. La laguna primero ocupó las cercanías de la Casa Capitán para pasar a desplazarse después prácticamente un par de kilómetros.

Julián García y Francisco Denia son dos de los agricultores de la zona que se han visto afectados en todo este proceso. Aunque no han sido los únicos.

Pero, ¿por qué se crea esta laguna que nunca había existido y que anega estos terrenos? Ambos cuentan que hasta los años 70 aproximadamente este río, que generalmente apenas lleva caudal, desembocaba en una sima situada en la aldea del Aljibarro. El agua se metía, aunque ni García ni Denia llegaron a verlo nunca, en un sumidero que se tragaba todo el caudal para incorporarlo al acuífero. El problema es que al parecer esa sima fue cegada allá por los 70 por los propietarios de la aldea. En un primer momento parte del agua se desvió a un canal y el resto a una sima menor.

No obstante, el paso del tiempo ha hecho que el final del cauce de este río haya cambiado mucho por obra y gracia de sucesivas canalizaciones artificiales. La mayor parte realizadas como obras de defensa por los propios agricultores para evitar que el agua inundase sus tierras.

Trabajos

A ello se añadió, tal y como manifiestan, el hecho de que la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) limpió y adecuó hace unos meses el cauce del río incluyendo el encauzamiento artificial. Los agricultores aplauden las necesarias obras de limpieza aunque no están de acuerdo con los trabajos que se hicieron en el encauzamiento artificial.

Tanto García, como desde la propia Junta Central de Regantes de la Mancha Oriental (JCRMO) a la que han recurrido agricultores de la zona buscando su ayuda en este tema, han denunciado que la Confederación con esta acción que ha llevado a cabo le ha dado un viso de legalidad a este encauzamiento que es artificial. Así lejos de solucionar el problema consideran que se ha agravado. Ahora el río desemboca en medio de explotaciones con las consiguientes pérdidas económicas para sus dueños.

En su caso, Julián García, que tiene inundadas un par de hectáreas, asegura que la repercusión económica aún no ha sido mucha aunque ahora, temiéndose que la laguna acabará desbordándose y haciéndose más grande pese al dique que tiene colocado para evitarlo, espera que la situación empeore. Así por ejemplo, a la hora de plantearse los cultivos para la campaña que viene. Además se encuentra ante un dilema, si arrendar o no sus tierras a otros agricultores. «Si llueve esto se inunda», reflexiona. Lo peor para él sería que el agua entrase un poco más allá de donde ahora se encuentra hasta alcanzar la zona de regadío que tiene con sus preceptivos sistemas de riego. Eso sí le supondría graves pérdidas.

En el caso de Denia, que no es propietario sino arrendatario, sus pérdidas han sido más cuantiosas. Esta pasada campaña, cuando la laguna estaba junto a Casa Capitán, vio cómo se le inundaron 22 hectáreas de cereal, lo que se traduce en pérdidas de unos 10.000 euros. Pero ahí no acaban. Y es que al ser rentero, a pesar de todo, tuvo que seguir pagando religiosamente el coste del alquiler de las tierras.

Y, ¿qué piden? Hasta el momento, como otros agricultores, se han dirigido a la Confederación en reiteradas ocasiones para solicitarle que adopte medidas definitivas que no pasan por trasladar el problema de unos propietarios a otros.

García señala que las soluciones podrían ser muchas y que pasan desde recuperar la sima original hasta hacer una serie de drenajes a través de pozos en la ribera del río.

«Aquí la caliza está muy superficial, es una caliza muy porosa que absorbe una cantidad de agua enorme. Se ha barajado la posibilidad de hacer unos sondeos al lado del cauce del río, hacer unas balsas de decantación que sería para evitar que entrasen materiales a los pozos y esos pozos filtrarían al acuífero. Harían la labor que hacía la sima anteriormente. Y con eso quedaría solventado el problema», argumenta. En ese sentido, insiste en que las obras no son de una gran complejidad ni de un coste elevado. En términos muy similares se expresa Francisco Denia. «Las calizas, que es piedra fisurada, están muy cerca de la superficie y son capaces de tragarse un río entero», dice.

En lo que sí que disienten ambos es en la posibilidad de llevar las aguas del río Lezuza en su tramo final hasta la Laguna del Acequión. Denia apunta que no es posible ya que no hay nivel «para llevarlo a la Laguna del Acequión» como algunos piensan. «La Laguna está mucho más alto que esto desde este punto», matiza.

Y, ¿qué opinan desde la JCRMO? Su presidente, Francisco Belmonte, apuesta por la creación de una sima artificial, al lado de la originaria, recuperando así la labor de sumidero al acuífero que realizaba antaño la natural. El objetivo es «evitar que se sigan produciendo daños ahora o en el futuro», indica Belmonte.

Por el momento se encuentran pendientes de la visita de los técnicos de la CHJ. Denia señala que incluso se ha ofrecido a la Confederación, a la que ha enviado escritos pidiendo soluciones e incluso una indemnización, a cederle parte del terreno que tiene arrendado para que se realicen las obras precisas.

A la espera de la solución, unas tierras siguen anegadas y el río sigue aportando a la improvisada laguna unos 250 litros por segundo.

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