Los regadíos tradicionales del Júcar, los más importantes por extensión e historia, se quedan con un sabor agridulce tras la redacción del plan y del protocolo que, igual que con el Júcar-Vinalopó, completa el cuerpo normativo. Los comuneros que ‘beben’ de la Acequia Real del Júcar, de Escalona y Carcaixent se beneficiarán de un crédito extraordinario de 46 millones que servirá para avanzar inmediatamente en la modernización de los regadíos, que debían haberse ejecutado en 2009.

Sin embargo, se han desestimado algunas peticiones de la Unidad Sindical de Usuarios del Júcar (Usuj), donde, entre otras, se integran las comunidades citadas. Su presión para que Albacete le pague la deuda por el agua tomada de Alarcón en la anterior sequía no ha tenido efectos, pues el plan dice que queda exento de cualquier abono, que será asumido por el Estado.

Se justifica en la importancia de mejorar el estado del acuífero de la Mancha Oriental, aunque el añadido tiene trazas políticas. En cambio, decenas de municipios valencianos que pueden hacer lo mismo y sí cumplieron tendrán que pagar a través de las tarifas.

Tampoco se asume la idea de que las extracciones de estas masa de agua se limiten desde ya a su capacidad de recarga natural, pues se restan recursos que deberían acabar en un río considerado deficitario y que actualmente trasvasa agua al Turia y al Palancia.

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