El descenso de las reservas en la cabecera del Tajo hasta los niveles más bajos del último siglo amenaza con acelerarse cuando empiece a suministrar agua a otros 500.000 habitantes de la Llanura Manchega

El trasvase del Tajo-Segura puede estar iniciando un lento camino hacia su extinción y no precisamente por la vía de la derogación que proclama el Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha, sino por la de los hechos consumados. Las reservas de los dos pantanos de la cabecera del Tajo de los que se nutre la cuenca del Segura, Entrepeñas y Buendía, ha descendido hasta sus niveles más bajos desde el año 1912, según reconocía hace dos semanas el presidente de la Confederación Hidrográfica del Tajo, José María Macías. Pero las perspectivas a corto plazo son todavía menos halagüeñas, pues mientras las aportaciones que reciben los dos embalses son cada vez menores, a muy corto plazo el número de municipios a los que tendrá que abastecer se va a incrementar notablemente.

El abastecimiento en Castilla-La Mancha no está en peligro porque, entre otras razones, el resto de la cuenca no sufre el rigor de la sequía. Sí lo están en cambio las transferencias que la Comisión de Explotación del Tajo-Segura debe aprobar en los próximos meses para afrontar lo que queda de año hidrológico, porque los 281 hectómetros cúbicos (hm3) que a día de hoy almacenan Entrepeñas y Buendía sólo dejan disponibles para trasvases 41 hm3, ya que la reserva estratégica por debajo de la cual se impide trasvasar está fijada en 240 hm3.

La Secretaría General para la Prevención de la Contaminación y el Cambio Climático, a la vista de los informes preliminares, ha decidido no someter a evaluación de impacto ambiental el proyecto de los ramales de distribución a partir de la conducción de agua que, desde el acueducto Tajo-Segura, distribuirá recursos hídricos a 50 núcleos de población de la Llanura Manchega que en la actualidad se abastecen de pozos sobreexplotados y con agua cada vez de peor calidad.

Esta decisión, recogida en el Boletín Oficial del Estado (BOE) del pasado viernes 7 de marzo, da vía libre a la licitación y adjudicación de los trabajos de construcción de los tres ramales principales y sus bifurcaciones.

El objetivo principal de este proyecto es garantizar el abastecimiento de agua para consumo doméstico, en condiciones adecuadas de calidad y cantidad, con destino a una población aproximada de 500.000 habitantes, correspondientes a medio centenar de municipios repartidos en una superficie de unos 13.000 kilómetros cuadrados en las provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca, y Toledo.

Recuperar acuíferos y Daimiel
El objetivo secundario de esta actuación será regenerar hídricamente la denominada Mancha Húmeda, y de forma prioritaria el Parque Natural de las Tablas de Daimiel, y lograr a largo plazo la recuperación de los principales acuíferos. Para ello está previsto sustituir los recursos subterráneos que se utilizan en la actualidad para abastecer a poblaciones por recursos procedentes del Acueducto Tajo-Segura.

Las infraestructuras proyectadas suman en total una longitud de unos 425 kilómetros repartidos en 39 ramales con diferentes diámetros. La capacidad máxima de las conducciones no será superior a 5 m3/s y supondrán un caudal de diseño para la totalidad de las conducciones de aproximadamente 7.000 metros cúbicos por hora (m3/h).

Esta es tal vez la actuación más relevante, pero no la única. El Ministerio de Medio Ambiente acaba de adjudicar asimismo el concurso para la ejecución de las obras del proyecto de abastecimiento a la futura Mancomunidad de Aguas de los municipios ribereños de los embalses de Entrepeñas y Buendía por 40.784.370 euros, ya que paradójicamente estas núcleos urbanos se siguen abasteciendo con pozos.

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