La CHJ asegura que Valencia «está muy lejos» de la situación de Barcelona donde se llevará agua en barco por la sequía

El presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Juan José Moragues, aseguró hoy que Valencia está «muy lejos» de la situación de Barcelona, donde se prevé llevar agua desalinizada en barcos procedente de Carboneras (Almería). Según dijo, «no hay ningún sistema de alrededor de Valencia en situación de emergencia», por lo que «tiene todos los abastecimientos asegurados para lo que queda de campaña hidrológica», y «sin necesidad de llevar a cabo ninguna medida tan extraordinaria como la que posiblemente necesita Barcelona».

Moragues, que realizó estas declaraciones junto al catedrático de la Universidad de Valencia (UV) y presidente del Comité de Expertos del Observatorio Nacional de la Sequía, Enrique Cabrera, que presentó el libro ‘La sequía en España, directrices para minimizar su impacto’ elaborado por el Comité, agregó que a pesar de no requerir las medidas que se aplicarán en Barcelona, la CHJ «seguirá gestionando la sequía como en los tres últimos años».

Para Moragues, la medida de Barcelona obedece a un «nivel de excepcionalidad» que se debe a una «situación un poco límite» y al hecho de que tiene previstas una serie de «medidas alternativas», como la ampliación de la desaladora de Torrera en Blanes o la de Llobregat, «que todavía están en construcción y tardarán unos meses en ponerse en marcha». Asimismo, tiene un programa que supondrá 200 hectómetros cúbicos (hm3) desalados, pero que, «en estos momentos tiene una parte en fase de ejecución y otra en proyecto», agregó.

Por otra parte, preguntado sobre si la tendencia de «intensa sequía» marcada en los últimos tres años en la Comunitat continuará a lo largo del presente 2008, Moragues comentó que no posee una «bola de cristal», pero subrayó que la zona costera ha experimentado una «mejoría muy clara», de forma que todos sus sistemas han alcanzado la «normalidad».

No obstante, matizó que la situación «no ha mejorado en el interior, ni los embalses de las cabeceras», donde ya se han tomado medidas que permitirán un «primer alivio» en la parte alta de Júcar, que es donde la situación es «más delicada», indicó.

Por su parte, Enrique Cabrera señaló que el libro ‘La sequía en España, directrices para minimizar su impacto’ llega a una serie de conclusiones para minimizar el impacto económico, medioambiental y social de la sequía, en las que se indica desde cómo elaborar un plan especial de sequías y un plan de emergencias, a cómo reutilizar las aguas, qué hacer con las aguas subterráneas o su papel en épocas de sequías. Sin embargo, se trata de ideas que «por desarrollar» y, «ahora, es el turno de los políticos, para llevarlas a buen fin», apuntó.

SELECCIONAR CULTIVOS «SI NO HAY AGUA PARA TODO».

En este sentido, el presidente del Comité de Expertos del Observatorio Nacional de la Sequía resaltó que en materia de riegos, el libro recomienda «tener en cuenta la productividad del riego» para que, «en el caso de que no haya agua para todo, discernir entre «lo que convendría dejar de regar desde un punto de vista de impacto económico y ambiental». «Si no hay agua para todos, –insistió–, hace falta ver qué es mejor regar y qué es mejor no regar, donde se pierde menos».

En el caso de la Comunitat, Cabrera consideró que «si se gestionan las sequías bien no tienen por qué» verse afectados sus cultivos tradicionales. Precisamente, en su libro se establecen directrices «para prepararse por si llega el momento en el que haya restricciones» de agua por la sequía, pero para que «también se pueda continuar regando».

A su juicio, hay que «adecuar» la política hídrica a los tiempos que corren, algo que según dijo, «siempre se ha hecho muy bien». Sin embargo, apuntó que «las cosas cambian muy deprisa, por lo que «la inercia de los tiempos a veces hace difícil adecuarse a la problemática de hoy con herramientas de hace unos pocos años», advirtió.

Por último, preguntado por la ‘idoneidad’ de los trasvases, afirmó que, «en principio, no tengo nada en contra de ningún trasvase ni desaladora». No obstante, se mostró partidario de «primero» centrarse en «gestionar bien el agua y racionalizar los consumos, administrarlos bien» y «después, si hace falta cualquier solución, con tal de que sea la mejor desde la óptica medioambiental, económica y social».

Al respecto, Cabrera señaló que, en cualquier caso, «hay que prepararse para la sequía», «apretarse el cinturón antes» de que llegue, por lo que, «si hay que hacer un trasvase, eso se ha de hacer fuera de la sequía, no es una medida contra la sequía».

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