Los Planes Hidrológicos, ¿restauran o degradan los ríos españoles?

Un artículo del Centro Ibérico de Restauración Fluvial (CIREF) para iAgua.es

En el contexto del estado de deterioro de los ríos ibéricos, y teniendo en cuenta las exigencias impuestas por la normativa, tanto europea como, en algunos casos, estatal, se antojaba necesario un giro en el actual modelo de gestión de los ríos por parte de la administración. Y es cierto que, por momentos, se gestó un panorama esperanzador sobre la cuestión de la conservación, mejora y restauración fluvial materializada a través de medidas e iniciativas surgidas desde la propia administración, como la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos y, en algunos casos, sus medidas homólogas en algunas Comunidades Autónomas. Sin embargo, un análisis de los contenidos de los Planes Hidrológicos de cuenca en tramitación, a parte del retraso que han sufrido, pues deberían haber concluido a finales del 2009 (exigencias de la Directiva Marco del Agua), hace surgir dudas sobre la existencia real de este cambio de paradigma respecto a los ecosistemas fluviales.

Resultan llamativas algunas de las actuaciones previstas en los Planes de los distintos Organismos de Cuenca que se antojan poco compatibles con la finalidad de mejora del estado ecológico de los cauces fluviales. Así, por citar algunos ejemplos, en la cuenca del Guadalquivir se contempla el desvío de un arroyo (arroyo Calzas Anchas, en Utrera, 10 millones de euros) y la realización de varios encauzamientos (varios arroyos en Almodóvar del río, 2 millones de euros). En el Plan del Guadiana se estiman unos 9 millones de euros, que se cargan a las Juntas de Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha, para varias obras de encauzamiento asociadas a tramos urbanos. Además, en esta misma cuenca se estima una inversión de unos 105 millones de euros, por parte de la Junta de Extremadura, para acometer actuaciones asociadas al Plan Regional de encauzamientos urbanos de Extremadura. El Plan de la Confederación Hidrográfica del Júcar acoge hasta 6 nuevos encauzamientos en distintos cauces fluviales por un total de unos 46,5 millones de euros, además del levantamiento de una mota en el río Júcar en Albalat de la Ribera por algo más de 10 millones de euros. En el Plan del Miño-Sil se realiza una estimación de unos 39 millones de euros en gestión de inundaciones, de los que más del 70% estarían destinados a obras relacionadas con la construcción de motas de defensa, las llamadas “limpiezas de cauces” y otras intervenciones catalogadas como “restauración fluvial”, si bien, un examen de estas últimas hace dudar sobre la correcta catalogación de algunas de ellas. Un caso llamativo es el “Dragado del Río Limia a su paso por el Núcleo de Xinzo de Limia” que se cataloga como “Restauración de masas de agua”, cuando en realidad se trata de una mejora de la capacidad de desagüe del cauce, según la información disponible existente. No se trata, por tanto, de una medida para la mejora del estado ecológico del río, sino una intervención relacionada con la gestión de inundaciones. En el Plan del Cantábrico Occidental se prevé una asignación de 3,78 millones de euros para el encauzamiento del curso bajo del río Raíces (TM de Castrillón, Asturias), mientras que en el Cantábrico Oriental se destina algo más de 2 millones de euros para otro proyecto de encauzamiento y “restauración medioambiental” (esto último poco compatible con los encauzamientos) de los ríos Biurrana y Onín en Lesaka (Navarrra).

En algunos casos, como estos últimos que se citan, puede intuirse cierta picaresca por parte de la administración competente, pues, con una sola intervención cumplen, aparentemente, tanto con objetivos de gestión de inundaciones como con la mejora del estado del río, aunque esto último no se consiga (o incluso se empeore). Por otra parte, surge algo que a todas luces resulta poco adecuado y es la mala labor didáctica que se genera ante la sociedad sobre la utilización del término “restauración” para catalogar intervenciones que realmente no lo son. No sería extraño que a corto-medio plazo se generasen ciertas reacciones negativas por parte de la sociedad ante cualquier intervención que se denomine “restauración”, aunque algunas de ellas estén en consonancia con su concepto estricto. Por otro lado, en general, se destinan comparativamente pocos esfuerzos enfocados a la regulación y reordenación de usos en las zonas inundables de los ríos, donde aún se permiten ciertas construcciones y edificaciones.

Se desconoce en qué medida los actuales recortes presupuestarios podrían afectar a la realización de estas obras y proyectos. En cualquier caso, estos son solo ejemplos concretos que pueden servir para ilustrar algunos de los planteamientos de gestión existentes en los Organismos de Cuenca, pudiendo encontrarse intervenciones similares en casi todos ellos.

Por todo lo anterior, desde el Centro Ibérico de Restauración Fluvial queremos hacer constar que estas actuaciones entran en conflicto con los principios y exigencias de la Directiva Marco del Agua y de la Directiva Hábitats, hecho que desemboca en un claro impacto sobre los ecosistemas fluviales ibéricos. Por ello, demandamos que desde los Organismos de Cuenca se evite cualquier medida que tenga como efecto el deterioro de los ecosistemas fluviales y, por el contrario, se potencien y extiendan aquellas acciones que sirvan para revertir su deterioro. Además, creemos firmemente en la importancia del diálogo real entre la administración y los distintos agentes sociales implicados en los procesos de Planificación Hidrológica, siendo muy deseable que los procesos de participación no se conviertan en un mero trámite, más al contrario, actúen como foro de debate constructivo y enriquecedor para el diseño de los Planes de Cuenca. Por último, consideramos fundamental que desde la propia administración se ejerza una ejemplar labor didáctica respecto al concepto de “restauración fluvial”, evitando el empleo de este término en acciones que realmente no lo son y aplicando los términos adecuados según la actuación que se pretenda realizar.

Sobre CIREF

El Centro Ibérico de Restauración Fluvial (CIREF) es una asociación sin ánimo de lucro vinculada al European Centre for River Restoration (ECRR) que integra a mas de 100 personas defensoras de los ríos y profesionales expertos en la conservación y restauración fluvial. CIREF tiene como fin principal defender la conservación de los ecosistemas fluviales y la restauración de su estado ecológico. 

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